El catador de la mítica revista The Wine Advocate, comparte algunas reflexiones sobre el vino orgánico:
- Sin revisionismo del pasado. Debemos agradecer a los herbicidas por salvar algunos viñedos que hubieran tenido que ser arrancados en otro caso. La gente en esa época no sabía de los efectos letales del glifosato y otros químicos, para ellos era la salvación.
- Un tema de calidad. En la actualidad, el cultivo orgánico de las uvas es un prerrequisito para tener un vino de calidad. El vino es un producto agrícola, de la naturaleza y el ser humano, de lugares específicos, de las uvas y la gente que las cultiva. No basta con librarse del exceso de madera o la fruta sobremadurada sino que hay que quitar el veneno que significan los químicos para tratamientos del viñedo. Tener un sello de producción orgánica ya no es sólo un elemento de mercadeo sino es parte misma del vino.
- La clave es el equilibrio. Sólo el exceso de avaricia podría justificar en la mayoría de los casos no hacer la transición al cultivo orgánico. Por supuesto, la clave está en hacerlo sin que los costos se salgan de las manos.
- Mirada al futuro. La demanda por el vino orgánico ha venido en aumento y en crecimiento constante por lo que es mejor estar preparados con la transición de la agricultura con químicos a la forma natural y orgánica.