Aparte de recomendaciones específicas de vinos, el informe especial de Alejandro Iglesias para Decanter contiene algunas de las claves que hacen especiales los vinos de este enclave en Mendoza, Argentina, y aquí los compartimos:
- Diversidad natural. Diferencias en los suelos de la arcilla a la roca, diferencias en la altura de los 700 a los 1500 metros y el contraste del clima amparado por montañas de casi 5 mil metros de altura y de cuyo deshielo se alimentan los ríos que sirven para el riego, hacen de este un lugar único en el mundo para el cultivo de la vid.
- Valoración de esta diversidad. la creación de las tres primeras Indicaciones Geográficas Paraje Altamira, Los Chacayes y San Pablo y la futura clasificación de Gualtallary hablan de un análisis y conocimiento detallado para la valoración de estos viñedos.
- Diversidad de cepas. Por supuesto que brilla la malbec pero entre las tintas también la cabernet franc y pinot noir muy elegantes comienzan a tener un amplio reconocimiento, mientras que en las blancas la chardonnay, la sauvignon blanc y sobre todo la semillon que a veces es injustamente subestimada permiten elaborar vinos en diferentes estilos pero de muy alta calidad.
- Importancia. En 15 años, el viñedo en el Valle de Uco ha pasado de unas 18 mil hectáreas a casi 27 mil lo que representa casi el 20% de todos los viñedos de Mendoza.
- Entusiasmo. Los resultados excelentes de los últimos años ha despertado un marcado interés de parte de enólogos y viticultores que los ha llevado a tener en ocasiones incluso enfoques de estudiar un viñedo planta por planta y crear vinos con fruta de distintos lugares del valle para conseguir perfiles específicos que honren su potencial.
Ubicado a 88 kilómetros al sur de la Ciudad de Mendoza, en las estribaciones de los Andes, el Valle de Uco abarca los departamentos de Tunuyán, Tupungato y San Carlos. Esto explica por qué los vinos de allí a menudo se etiquetan con uno de estos tres nombres de lugares.