Almodóvar, el cineasta feminista

Almodóvar

La mujer es, casi siempre, el principal personaje de las historias de Pedro Almodóvar. Tiene una facilidad para retratarlas desde el punto de vista más cotidiano, alejadas por completo del mundo cinematográfico. Son personajes que rayan en lo común, que provienen de la marginalidad misma, propia de esa sociedad periódica española. Están construidos desde la base más ordinaria, pero con absoluta fijación en sus más profundas obsesiones, defectos y hasta virtudes. Enlazando estas formas, se logran arquetipos sociales muy bien definidos y estirados a lo extraordinario.

Son mujeres en su mayoría que no dependen de nadie. Son autónomas en su propio devenir. Buscan sus cambios y los superan, o no, pero siempre a sus formas y casadas con su propio instinto.

Los personajes varían sus personalidades alrededor de ese bajo mundo donde conviven las minorías, las neuróticas, las depresivas, las olvidadas, las que luchan contra la corriente, las que viven bajo las situaciones más inverosímiles y que se plantean sus mundos regidos por el realismo mágico al que fueron creadas.

La maternidad es propia del mundo de Almodóvar. La búsqueda de sobrevivir siendo madre, o a su vez, siendo hija. En muchos casos se cruzan los roles, terminando la hija siendo la madre y mostrando los caminos para una convivencia con el mundo caótico que las rodea.

Estos personajes deambulan por un universo plagado de superficialidad, de cotidianidad, de vida normal, con un naturalismo que las aleja por completo del mundo Hollywood. Ahí encuentra Almodóvar su éxito y su constante. Su verdad. Su retrato más humano y acorde con el escenario real que rodea a cualquier ser mortal.

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Es a través de la mujer que se demuestran esos seres luchadores, esos seres que caen y se levantan, y se vuelven a caer y en muchos casos no se vuelven a levantar. A través de la mujer experimenta con diversidad de temas que son sus propias obsesiones, que varían desde la religión hasta la transexualidad. Parodia y juega con los sentimientos más humanos. Crea vínculos entre la tragedia y la comedia, y las hace amigas y compañeras con una fresca facilidad.

Trasgredió en su propio sentido, creando un cine al que la sociedad española, en sus comienzos, no estaba acostumbrada. Comenzó mostrando el salvajismo más bajo de España llegando a escandalizar a ciertos sectores. Y terminó siendo un culto entre tacones y revoluciones sociales. Pasó por la comedia, la extravagancia, la violencia, la experimentación, el radicalismo y el drama más puro y perfecto.

La misma técnica que aplica se muestra más del lado femenino. Esos colores puros y expresivos carentes de luces. Esa extravagancia que no teme tomar riesgos. El mundo pop nada sutil. Los planos detalles. El instinto y la meticulosidad. La modernidad. Se aleja de las referencias y crea su propia universalidad.

Al final, es un director y creador de historias que se podría retratar bajo el yugo o la influencia de Buñuel, de Fellini o Bergman, pero que con el paso del tiempo se separó de esas ataduras y referencias, y se convirtió en un producto artístico único e innovador, pero sobre todo, autónomo, como sus personajes femeninos.

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