El calor europeo de agosto tiende a ser un impedimento para varios turistas, pero no había sentido tanto calor como en Budapest. Sin embargo quiero dejar claro una cosa: fue mi ciudad favorita.
A pesar de las altas temperaturas, debes caminar. Cuando sientas que estás apunto de derretirte, siéntate en cualquier cafecito y refréscate. Otra increíble opción es rentar unas bicis; esta ciudad se presta bastante para andar en bici, aún así debes andar con cuidado, los carros no tiene mucho respeto por los ciclistas.
Ve montado en tus dos ruedas hasta la Margarete Island; lleva en tu canasta toda la comida que te provoque del súper mercado y después de darle a vuelta en bici, elige tu lugar favorito para hacer un picnic.
No importa si es un visita rápida, reserva una de tus noches para hacer el paseo en barco por el hermoso Danubio; pide una copita de champaña y disfruta del espectáculo de luces en el que se trasforma Budapest de noche. El parlamento y el castillo son para jamás olvidar, juntos son una verdadera postal y, en mi opinión, su belleza iluminada te hace olvidar las de París.
No dejes de comer en un restaurante italiano cerca de la Plaza de la Independencia, Da Mario es exquisito, pide la pizza de la casa y de postre deja un huequito para su profiterol. El verdadero imperdible de esta cuidad húngara, es un pequeño restaurante de sándwiches y sopas; cabe destacar que la sopa es típica de la región.
Recomendación TendencyBook: Bors GasztroBar
Es un moderno emprendimiento de jóvenes chef, lo reconocerás por su cola para pedir; pero ármate de paciencia porque valdrá la pena. Mi recomendación es que pidas el combo, anímate a tomarte una sopa aún cuando el termostato marca más de treinta y cinco grados; la de lentejas es deliciosa. En cuánto a sándwiches, pide el que más te provoque al leerlos; son una especial mix de ingredientes unidos con queso y cerrados dentro de una baguette húngaro bastante caliente.
En Budapest la noche es para jamás irse a dormir, aunque las cocinas cierran a media noche, los bares están tan llenos de gente como sus luces encendidas; aprovecha la noche para seguir conociendo, ya habrá bajado el calor y te llenarás de vibras positivas con tan solo sentarte frente al Danubio; Budapest es la verdadera ciudad de las luces, está tan llena de vida que jamás querrás irte a dormir.
