Algo tan natural como respirar puede convertirse en toda una polémica cuando la sociedad empieza a normalizar ciertos cánones de belleza por encima de otros. Todos los días somos testigos de las luchas de tuits y post en los que un colectivo defiende el vello corporal como parte de la naturalidad del cuerpo mientras otros se oponen de manera enérgica alegando que no es estético y no es higiénico. ¿Pero quién tiene razón?
Desde hace unos años, un grupo de personas, en su mayoría mujeres, empezaron a defender el vello corporal; a este movimiento se le suman todos los días nuevos adeptos pues se considera que la depilación debería ser una opción y no un requisito tanto para hombres como para mujeres.
Los pelos como es nombrado en casi todos lados son culturalmente rechazados sobre todo en mujeres ya que no se considera aceptable, a pesar de que es parte de la biología humana. Pero no solo un colectivo social ha mostrado su descontento con esta imposición estética, muchas marcas han decidido sumarse mostrándose muy humanas.
Tal es el caso de la firma de cosméticos MAC en la que ha creado publicidades más reales en consonancia con el clamor popular. Lo que ha resultado novedoso para una empresa que vende cosmética pues tenemos años viendo cómo los anuncios afianzan un modelo de belleza en el que tanto axilas y piernas lucen una apariencia tersa como de procedimiento de depilación láser.
A esta iniciativa publicitaria se le sumó también la marca deportiva Adidas, quien desató la indignación de muchos cuando presento a Leila Davis como embajadora de la colección de Stella McCartney para Adidas Women. En la imagen podemos ver a la bailarina y coreógrafa de pole dance con un sujetador deportivo y mallas azules de la colección True Purpose, en una pose que deja ver de manera intencionada los pelos de sus axilas.
Luego de una ola de comentarios negativos la modelo expresó en su cuenta de Twitter: «Esto no se lo harían a un hombre y los niveles de desprecio que tienen hacia mí definitivamente se deben a que soy negra. Les pone enfermos que una gran marca nos den a mí y a mis axilas peludas una plataforma».
Una seguidora de la red social se sumó a los comentarios a favor diciendo: «Gracias Adidas por apoyar a las mujeres en su decisión de hacer con su cuerpo lo que deseen. Los hombres pueden tener pelos en el cuerpo, luego, ¿por qué no está plenamente aceptado por la sociedad que sea igual para las mujeres?»
¿Quiénes más han alzado la mano a favor de la normalización de vello corporal?
Por el nivel de polémica pareciera que es un tema reciente, pero lo cierto es que hay pruebas de que ya existía una clara declaración de principios con respecto a este tema décadas atrás. Una de las grandes defensoras fue Sophia Loren, quien lucía sin vergüenza sus axilas al natural. Años más tarde vimos a Julia Roberts y Drew Barrimore.
Pero esta década tiene un rostro dispuesto a defender este ideal bajo el movimiento “Pelos bajo el brazo”, quien asumió el papel no fue otra que Lourdes Ciccone, también conocida como la hija de Madonna y quien se ha convertido en una fiel defensora de estar al natural, teniendo la misma libertad y respeto con el que cuentan los hombres.
Este movimiento apoyado en un principio por las activistas Lena Prado y Luz Hilda nació en 2014, con la finalidad de liberar a las mujeres de los estándares sociales, afirman que no es un capricho sino una necesidad.
“A los gritos de ofensa que ha levantado entre los machistas, lo que demuestra que es un acto necesario. En la práctica, las mujeres no podemos decidir dejar de depilarnos sin exponernos al juicio social y al escarnio. Uno de mis insultos favoritos es cuando hombres que no se depilan me llaman ‘sucia’. Mientras la ciencia no demuestre que el vello masculino repele la suciedad y que el femenino la atrae, la deducción lógica es que la depilación viene impuesta por un sistema patriarcal que nos impide actuar libremente sobre nuestros cuerpos», comentó Prado durante una entrevista con el periódico El Mundo.
¿Estamos de acuerdo? ¿Estamos en contra? Antes de tomar un bando lo principal sería ver con qué nos sentimos cómodos de manera individual y respetar los gustos y filosofías de los otros, siempre que estos no causen un daño a la sociedad.