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Levanta tu copa de Malbec y brindemos en este día especial por Elizabeth Yabrudy

Hoy levantamos nuestras copas, pintadas de rubí con destellos violáceos, para celebrar un día especial para la viti-vinicultura argentina: el Día Mundial del Malbec.

Desde el 2011, gracias a una iniciativa de este país austral, el mundo rinde homenaje a una variedad que cautiva distintos paladares, debido a todo el potencial que tiene para ofrecer. En Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, principalmente, se hacen grandes celebraciones en torno a esta cepa emblemática de Argentina, que llegó desde Francia (Cahors) a mediados del siglo XIX.

Exactamente el 17 de abril de 1853, el político argentino Domingo Faustino Sarmiento entregó una propuesta al Gobierno para ampliar y diversificar la industria vitivinícola del país, entre otras cosas trabajando de la mano con el agrónomo francés Michel Aimé Pouget, quien se encargó de llevar semillas y plantas de diversas variedades francesas. Así arribó el Malbec a Argentina, donde consiguió adaptarse perfectamente, como si esa fuera su zona de origen.

Uno de los aspectos mágicos de esta cepa es que puede ser trabajada en el viñedo y en la bodega para satisfacer diferentes gustos, sin perder su esencia: color intenso; aromas de frutos negros conjugados con violeta, especias dulces y chocolate; perfecto balance de sabores, de agradable astringencia y buen cuerpo. Algunos estilos que podemos encontrar en las distintas botellas:

Con más de 39 mil hectáreas de viñedos cultivados de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Vitivinicultura (2015), esta variedad lidera la producción argentina, pues más del 35% de las tierras tintas están en su poder. La producción se condensa en Mendoza fundamentalmente, pero hay presencia de Malbec desde Salta hasta Patagonia, pasando por La Rioja y San Juan.

Levanta tu copa de Malbec, y brindemos en este día especial: ¡Salud!

Por Elizabeth Yabrudy I.