Después de tres días realmente muy ajetreados y con infinidad de notas y percepciones, finalmente me siento a redactar lo ocurrido este pasado fashion week para Haute Couture París 2018.
Todo comienza desde el inicio del viaje, justo en el avión, discutiendo entre colegas y nuevos amigos sobre qué esperábamos ver, cuál sería la tendencia.
Sin titubear el “poderío de la mujer” era el primer pensamiento que se me venía la mente. El mundo está atravesando su clímax al hablar de la igualdad de géneros y sobre el respeto a la mujer. Un movimiento que se inicia en el 2016 y que ahora pareciera agarrar más fuerza que nunca y esto se percibió con enorme énfasis en las pasarelas parisinas.
Como mencioné, se mantuvo esta tendencia del poderío de la mujer y se exarcebó. Sin embargo, también se vislumbra una tendencia nueva (que en mi opinión va a venir creciendo) que es lo surreal en nuestra realidad. Entre tonos negros, blancos y beige, máscaras y estampados lineales con movimientos, el “surrealismo” de Chiuri, nos sugiere que mostremos lo que queremos dejar ver y como pretendemos que se vea (a lo Instagram), la apariencia la curamos nosotros mismos y la presentamos como queremos ser percibidos… este sentimiento lo acompañó con una cita célebre de Fini que leía: “Nada es más falso que la naturalidad”. ¿Genial no? Y nos deja mucho que pensar.
También el primer día vimos a Provenza Schouler debutando en París, también con una colección muy sensual y fuerte de personalidad llena de estampados y cueros, emplazando a la mujer como una persona infalible, guapa y ferozmente sensual sin perder su elegancia.
El día culminó con un toque de antítesis a la realidad y la conversión del poderío de la mujer a las diosas místicas poderosas de las historias y el ensueño: entre organzas, capaz de “macromé” (muchos tulles formando una pomposidad del textil) y degradación de palmeras de colores dulces en bordados, Giambattista Vali fue de verdad una fantasía glamorosa que entre impactante y lleno de dulzura cautivó a su público.
El cierre de su desfile fue una composición de tulles de más de 350 metros de tela en un solo vestido. De verdad nos dejó boquiabiertos a todos. Increíble.