Henry Cavill no era un actor muy conocido hasta que Warner lo escogió para interpretar a Superman, en el marco del nuevo universo de DC. Lo cierto es que de haber estado en buena forma, su fama habría llegado mucho antes.
Según el actor, se presentó para interpretar el papel de James Bond hace una década, y los productores lo rechazaron por estar demasiado gordo para el personaje.
“Probablemente podría haberme preparado mejor. Recuerdo al director, Martin Campbell, diciendo, ‘luces un poco regordete, Henry’. No sabía cómo entrenarme o qué dieta hacer. Y me alegra que Martin dijese algo, porque respondo bien a la verdad. Me ayuda a mejorar», explicó Cavill en unas declaraciones para la revista Men’s Health.
De igual forma, el actor señaló que tampoco consiguió papeles importantes como el personaje de Edward en Twilight, que finalmente se lo terminó quedando Robert Pattinson, que curiosamente ahora hará de Batman. Tampoco dio con el de Tristán en Tristán e Isolda que acabó siendo para James Franco.
“No estaba entusiasmado por perder esos papeles, pero estaba acostumbrado a la decepción por el negocio de la actuación y también por el internado. ‘No, no eres lo suficientemente bueno’, eso no era algo nuevo para mí”, siguió diciendo el actor.
Lo bueno es que con el tiempo llegaron los éxitos para Cavill. Poco después de esos rechazos, obtuvo un papel en la serie The Tudors, y gracias a eso consiguió el protagonismo en la película Inmortals, y posteriormente Superman, que lo llevó a hacer La Liga de la Justicia.
Por lo pronto, Henry Cavill está por estrenar el 20 de diciembre The Witcher, donde interpreta el personaje de Geralt de Rivia, adaptación de Netflix de las novelas de Andrzej Sapkowski, que anteriormente dieron toda una franquicia de videojuegos.
Salud por la perseverancia.