La aceptación hecha Cuento de Hadas por Antonio Vasco

Disney estrena la versión en acción real de uno de sus clásicos más sonados: “La Bella y La Bestia”. Basado en el cuento escrito por Jeanne-Marie Leprince de Beaumont en el siglo XVIII, inmediatamente y como era de esperarse, la película dirigida por Bill Condom (director de Gods and Monsters, Dreamgirls) genera tendencias y controversias a nivel mundial.

Empecemos por la puesta en escena. A mi criterio, supera a su versión animada de hace 26 años, algo difícil de pensar que ocurriera si tenemos en cuenta que ésta hizo historia al convertirse en un fenómeno de recaudación de taquilla y triunfar en diversas entregas de premios como los Oscars, donde ganó dos galardones y en los que incluso fue nominada como Mejor Película.

En esta oportunidad la trama se profundiza, corrigiendo muchos cabos que antes quedaban sueltos o a libre interpretación, tales como: la explicación con mayor detalle de los orígenes de la familia de “Bella”, la arrogancia y soberbia del príncipe y el mayor protagonismo a la hechicera, por nombrar sólo algunos.

La historia transcurre en un imaginario pueblo de la Francia de 1740, en el que cohabitan todas los linajes y en donde resalta nuestra protagonista “Bella”, interpretada por la actriz británica Emma Watson (protagonista de Harry Potter), una Princesa Disney pero del siglo XXI, independiente, decidida, amante de la lectura, y que busca siempre más.  “Bella” reivindica el papel de las mujeres y las saca del estereotipo de la época: esposa sumisa, conformista e inculta, nacida sólo para casarse, cuidar a sus hijos y satisfacer al marido (aunque aún seguimos viendo a muchas así hoy en día). “Bella” vive y admira a su padre, interpretado por el actor estadounidense Kevin Kline, quien la ha educado para que no sea un ser humano conformista.

Después tenemos a “La Bestia” personaje interpretado por el actor británico Dan Stevens (actor de Downton Abbey) quien nos muestra la dualidad humana, en donde siempre escondemos nuestros verdaderos sentimientos por temor a ser heridos o juzgados. “La Bestia” posee un exterior malcriado, amargado e iracundo, que contrasta con su interior tímido, bondadoso y gentil. Un monstruo que parece feroz, pero en el fondo posee un encanto que se deja ver entre su furia, marcada por el dolor, la soledad y la resignación.

Para dar vida al personaje de “Bestia”, Dan Stevens tuvo que hacer sus escenas dos veces, una para captar los movimientos corporales y la otra para captar las expresiones faciales y así humanizar lo más posible a la criatura. Para ello, usó un traje muscular de 18kg cubierto de Lycra gris con puntos marcados, que iban registrando sus movimientos sobre zancos de acero de 25cm. Luego, cubrieron su cara con un maquillaje ultravioleta, y así Stevens volvió a interpretar cada escena sentado frente a 30 cámaras para crear el rostro del personaje. Este proceso se llama Direct Drive y facilita el trabajo de post-producción.

Para el personaje de “Gastón”, el villano de la trama, el director Bill Condom contó con el actor británico Luke Evans (actor de Drácula: la leyenda jamás contada), que interpreta a un cazador arrogante, machista, retrógrado, vanidoso y agresivo quien, ante el rechazo contundente de “Bella”, se transforma en el símbolo de la maldad sin escrúpulos. “Gastón” es acompañado por su fiel amigo y cómplice ”LeFou”, un ser tímido y adorable, siempre al servicio de su amigo por quien siente una gran admiración y hasta atracción, y que es interpretado por el actor estadounidense Josh Gad (de Frozen). Juntos se roban muchas escenas del film por su excelente química.

Pero es el personaje de ”LeFou” quien ha generado toda una controversia mundial al ser catalogado como el primer personaje gay de Disney. Yo me atrevería a decir que más que el primer personaje gay, (quién no recuerda a “Francis” la mariquita/coquito de Bichos, por citar un ejemplo), lo que siente “LeFou” por “Gastón” es la primera situación gay en una trama de una película de Disney.

Aplaudo este paso gigante dado por Disney y por todo el equipo de Condom hacia la inclusión, la tolerancia y el respeto. Las nuevas generaciones tienen que crecer bajo la naturalidad de la diversidad de género y amplitud del concepto de familia. Cada vez son más los estudios de cine que apelan por la integración de historias y personajes LGBTQ .

Finalizamos con un casting de lujo que conforman el resto del reparto y que, gracias a la tecnología, nos permiten sentir a los objetos del castillo más cercanos y con vida propia. Allí destaca la dupla de los actores británicos Ewan McGregor (protagonista de Moulin Rouge) e Ian McKellen (actor de X-Men) como el elegante candelabro “Lumière” y el ansioso reloj “Din Don” respectivamente, y Emma Thompson (de Sense and Sensibility) quién era la única que podría sustituir a la inolvidable Angela Lansbury como “Mrs. Potts. Su forma de cantar y actuar es tan real que hace que olvidemos que son objetos que interactúan con los humanos.

“La Bella y La Bestia” llega para romper paradigmas, prejuicios y tabúes. Llega para reivindicar a las minorías y establecer los valores de tolerancia e inclusión tan vapuleados en nuestros días, además de educar de forma natural e inocente a los más pequeños de la casa. Una película maravillosa que hasta la fecha en que escribo este texto, ha roto récords de taquilla en su primer fin de semana de estreno al sumar 357 millones de dólares en todo el mundo.

Espero que Disney siga complaciendo a sus millones de fans en el globo, que siga creando sueños e ilusiones en niños y adultos, pero también nos haga reflexionar y cuestionar como sociedad, siempre bajo la mirada del respeto y la integración.

Por Antonio Vasco

Antonio Vasco
Comunicador - Locutor - Diseñador Gráfico
TendencyBook