Luego de que Suiza y Francia presentaran la petición, la UNESCO decide convertir la Alta Relojería en patrimonio cultural, este procedimiento de evaluación duró casi 18 meses y en el cual la entidad decidió incluir la solicitud en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La solicitud de Suiza y Francia fue preparada por la Oficina Federal de Cultura, la aplicación incluye “la artesanía relojera, pero también la fabricación de autómatas y cajas de música”.
Estas tradiciones también han moldeado la arquitectura, el urbanismo y la realidad social de las regiones involucradas, uno de los activos de esa candidatura consiste en su vinculación con la planificación medio ambiental de la Chaux-de-Fond y Le Locle, declaradas en 2009 como Patrimonio de la humanidad.
El sitio web de la UNESCO menciona lo siguiente:
«La práctica transmite muchos valores como la buena mano de obra, la puntualidad, la perseverancia y la creatividad; la destreza, la paciencia, y la búsqueda infinita de precisión y el aspecto intangible de la medición del tiempo que le dan a la práctica una fuerte dimensión filosófica. Además de cumplir una función económica, las habilidades también han dado forma a la arquitectura, el paisaje urbano y la realidad social cotidiana de las regiones en cuestión».
En la región de Jura, que va desde Ginebra hasta Schaffhausen y de Biel a la ciudad francesa Besançon, la artesanía es una fuente viva de ingresos gracias a los artesanos altamente cualificados, al igual que las empresas que promueven los conocimientos y competencias de la mano de obra que además ofrecen formación profesional.
La UNESCO tiene como objetivo documentar y amparar las tradiciones, las artes escénicas, eventos festivos, rituales y expresiones orales, además de la artesanía tradicional, los conocimientos y prácticas relacionadas con la naturaleza. De esta manera, la lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial contribuye a la sensibilización del público sobre la importancia de este patrimonio.