La historia de la cerveza tiene a la mujer como protagonista

cerveza

La cerveza es una de las bebidas más antiguas y la tercera más consumida a nivel mundial. También se le conoce como ‘el invento de todos los tiempos’ y su creación data de 4.000 años atrás, pero muy pocos saben la presencia protagonista que tuvo la mujer en su producción.

Antiguamente, el rol femenino era inherentemente ligado a la cocina, las recetas pasaban de generación en generación, es decir de madres a hijas, por lo que las mujeres tenían el control de su invento. Se tienen datos que en el 2.000 a.C en Sumeria, hoy Irán, la cerveza era una bebida muy popular que las mujeres producían y ofrecían a los constructores de la civilización convirtiéndose en un eje social. Las sumerias producían todo tipo de cerveza: blanca, negra, roja, de trigo, cerveza madre y cerveza para sacrificio.

Por otro lado, la cultura griega a la que se le atribuye una gran influencia machista, nunca pareció compaginar con la idea de la cerveza, así que le atribuían a su consumo problemas de salud; sin embargo, en Egipto era una bebida sin clase social pues era consumida desde el esclavo hasta el Faraón, solía ser preparada por mujeres en áreas especiales de la casa y los salarios se pagaban con cerveza de la siguiente manera: dos contenedores por un día de trabajo. La cerveza egipcia se exportó a Roma, Palestina e India.

Pero los egipcias y sumerias no eran únicas en hacer su propia cerveza, en la sociedad vikinga las mujeres también la producían y debido al clima del territorio, su cerveza contenía ingredientes alternativos como enebro, cornezuelo (un alucinógeno), beleño y cicuta aportando a la bebida efectos psicodélicos de lo más variopintos.

Estas recetas tenían por fuerza una habilidad de preparación magistral colocando a sus preparadoras en lugares especiales y llevaban el título de Volva, Volur y sacerdotisas. Fueron ellas las que crearon el concepto de bragg: ver el futuro estando bajo la influencia de esta variante cervecera.

La cerveza y su santa patrona

Las primeras ‘cosechas cerveceras’ no poseían ningún tipo de conservantes, por lo que su producción era local. Pero la monja benedictina Hildegard von Bigen en el siglo XI introdujo el uso del lúpulo para preservar el líquido y aportarle amargo transformando por completo la elaboración de la bebida. Hoy en día se le conoce como la santa patrona de la cerveza.

Las brujas también tuvieron su participación en la cerveza

¿Recuerdan a esas mujeres de sombreros altos y puntiagudos que se la pasaban rodeadas de gatos escobas y un caldero? Pues esta imagen tan tradicional de las brujas fue creada a partir de las mujeres cerveceras.

En el siglo XIV una mujer con sombrero era sinónimo de distinción y elegancia, las empresarias cerveceras respetadas solían salir a los mercados a vender su producto ataviadas con sombreros, pero como herramienta de marketing los hacían más altos y vistosos para atraer clientes, así que entre más alto fuese más se hacía notar y más cerveza vendían.

Hasta aquí vamos entendiendo las similitudes con el traje típico de las brujas pero, ¿qué pasa con los calderos y las escobas? No todas salían a las calles a vender su producto, así que aquellas que vendían desde sus casas, pensiones o tabernas colocaban escobas en la puerta, esto simbolizaba trabajo doméstico y quienes estuvieran interesados en una bebida de calidad sabían que ahí podía encontrarla.

En cuanto al caldero es bastante obvio, la manera más sencilla de preparar la cerveza era hacerlos con este instrumento. Aquí podían hervir el mosto y mezclar sus ingredientes mientras sus mejores amigos, los gatos evitaban que las ratas se acercaran a la materia prima evitando que se dañara y se propagara la peste negra, ya tan popular para esta época.

¿Pero cómo desaparece la figura de la mujer en la cervecería?

La iglesia católica tuvo que ver con el final de la mujer en la historia de la cerveza, el pretexto perfecto para la interferencia del santo padre; aparte de tener escobas, en el exterior poseían una estrella similar a la de David, pero estas tenían seis puntas y representaban los ingredientes de una buena cerveza: lúpulo, granos, malta, levadura, agua y la mujer cervecera.

Esta alusión judía fue el detonante por la creciente ola de antisemitismo del siglo XV y la Iglesia Católica decidió invadir un negocio lucrativo y eliminar la influencia de la mujer demonizándola llegando al concepto actual de brujas preparadoras de pociones. Así que, de la noche a la mañana saber manipular plantas e ingredientes se consideró demoníaco.

Más rápidos que perezosos los altos poderes católicos satanizaron la cerveza hasta que ellos mismos tomaron el control del negocio preparándolos en monasterios y convirtiéndola en una bebida de consumo masculino pues solamente se permitía el consumo en reuniones de hombres. Mientras esto sucedía se intensificaba la cacería de brujas en los que 75% de las víctimas fatales fueron mujeres.

Pero no solo fue el interés económico lo que llevó a la ruptura de esta exitosa asociación; para la época, el deber de una mujer era ser madre y atender negocios las separaba de su ‘verdadera función’ que era dar a luz a las siguientes generaciones, así que en 1540 la ciudad de Chester prohibió hacer cerveza a mujeres en edades comprendidas entre los 14 y 40 años.

La cerveza y la mujer de hoy

Según un estudio de Stanford publicado en 2014 indica que entre las microcervecerías solo el 4% de los maestros cerveceros son mujeres, aunque al menos 32% de todo el consumo de cerveza artesanal viene de mujeres.

Hoy sigue siendo un reto romper la barrera de los estereotipos, es fácil oír a quienes consideran que una mujer bebiendo cerveza es vulgar y a otros reivindicando su participación en la producción y consumo pero siempre colocándolas como una minoría que se abre paso en un mundo de hombres, aun cuando la historia es completamente al revés .

Sin embargo, son muchas las mujeres que deciden ser maestras cerveceras y dueñas de tap rooms. Las certificaciones oficiales están abiertas a ambos géneros.

Algunas cervecerías destacadas son: Sara Barton y Emma Gilleland en Inglaterra, Jill Vaughn y la Hermana Doris Engelhard en la Abadía de Mallersdorf, y en África la producción de cerveza sigue estando dominada por mujeres, un gran ejemplo es Apiwe Nxusani-Mawela quien es una de las 6 mujeres que es dueña absoluta de su cervecería.

Alexandra Hidalgo
Disfruto del orden que habita en el caos de ahí mi amor por la moda, la fotografía, los libros y mis peleas con lo absurdo.
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