Mamita Querida o Cuando los Hijos Tienen la Última Palabra

10 de mayo de 1977. Ese día falleció a los 69 años –aunque nunca se supo su año de nacimiento- Joan Crawford, una de las grandes estrellas de los tiempos del sistema de estudios de Hollywood, que pasó de corista del teatro musical a ser una diva de la pantalla grande, a la par de contemporáneas como Myrna Loy, Norma Shearer, Marlene Dietrich o Greta Garbo. Casada en 4 ocasiones, una de ellas con Alfred Steele quien fue presidente de Pepsi-Cola, siempre mantuvo una imagen de glamour, elegancia, pero además, de unidad familiar al adoptar 4 niños debido a problemas reproductivos que le impidieron procrear hijos. Pero tras la fachada de abnegación maternal, existió un aspecto muy oscuro.

Joan Crawford y sus hijos
De izquierda a derecha: Christopher, Joan y Christina Crawford

Las sospechas comenzaron días después de su deceso cuando se hizo pública la lectura de su testamento. Del total del dinero que ascendía a 2 millones de dólares, la mayor parte fue destinado a obras de caridad, $ 77.000 fueron a parar a sus hijas menores gemelas Cindy y Cathy, mientras que sus hijos mayores Christina y Christopher fueron desheredados, no recibiendo absolutamente nada debido a, y de acuerdo con la propia Joan: “por razones que son muy bien conocidas por ellos”. 18 meses después, Christina publicaría la novela “Mommie Dearest”, donde reveló con lujo de detalles años y años de maltratos por parte de Crawford, desde despertarle en medio de la noche para limpiar baños, golpearle con ganchos de ropa de alambre, mandarle a internados para que no tuviese contacto con el mundo exterior, obligarle a comer carne cruda y demás abusos físicos y psicológicos, porque de acuerdo con el criterio de Christina, su madre prefirió la fama y su carrera cinematográfica por encima de la maternidad, a la que veía y usaba como un vehículo publicitario para mantenerse siempre vigente, sin contar acusaciones de alcoholismo, conducta errática y promiscuidad al tener muchas parejas entre hombres y mujeres.

Mommie Dearest

Al publicarse en noviembre de 1978, el libro se convirtió en un best seller de inmediato, permaneciendo en el primer lugar por 42 semanas, haciendo a Christina una escritora reconocida y multimillonaria, con lo que nunca tuvo que depender de la fortuna de su madre adoptiva. Pero también generó críticas encontradas entre quienes la acusaban de mentir, de ser vengativa (amigos, colegas, rivales e incluso las gemelas Cindy y Cathy) y quienes la defendían por haber sido testigos del comportamiento de Joan. Lo cierto es que el libro inauguró el género del tell all, que se dedica a revelar intimidades de celebridades y que estuvo muy en boga en la década de los 80 con biografías sobre las vidas de Elvis Presley, Bette Davies y John Lennon, hasta llegar en 1992 con el libro de Andrew Morton sobre la vida de Diana de Gales, “Diana. Her True Story”. Además, sirvió para revelar la cruda realidad del maltrato y el abuso infantil desde la perspectiva de la víctima, un tema que no se había tratado con la seriedad y honestidad que el mismo merece. Era cuestión de casi nada antes que esta historia se llevase a la pantalla grande.

Faye Dunaway
Faye Dunaway como Joan Crawford en el film «Mommie Dearest»

Entre 1971 y 1975, Frank Yablans fue presidente de Paramount Pictures, siendo junto con Robert Evans el responsable de que llegasen a la pantalla obras como “Love Story”, “Serpico”, “The Godfather”, “The Godfather Part II” y “Chinatown”, todos estos filmes clásicos de sus correspondientes géneros; además, en su último año como jefe del estudio, las películas de Paramount obtuvieron un total de 39 nominaciones a los Oscars. Luego de salir del estudio, estuvo por 2 años buscando su siguiente gran proyecto, hasta que se topó con “Mommie Dearest”, por el cual pagó $500.000 para llevarlo al cine, antes que el libro siquiera fuese publicado. De inmediato Yablans contactó a Franco Zeffirelli para que dirigiera el film, y en entrevistas de la época el director declaró que quería enfocarse en el aspecto psicológico de Crawford y en lo complicado que era para las mujeres en ese entonces el ambiente cinematográfico el asunto del maltrato per se. En principio el protagónico iba a ser para Anne Bancroft, quien simpatizaba con la idea de ir más allá del escándalo derivado de la narrativa del libro, pero eventualmente Zeffirelli abandonaría el proyecto ante los cambios constantes de guionistas y de texto, por lo que Yablans contrata al director independiente Frank Perry quien decide hacer una aproximación literal a lo escrito en el libro. No resultó extraño que Bancroft renunciara a protagonizar el film, por lo que Yablans y Perry empezaron a ver otras posibilidades (incluso se mencionó a Sigourney Weaver) hasta dar con una actriz que en el pasado la propia Joan Crawford declaró que de las actrices de entonces, sólo una tenía lo necesario para convertirse en una verdadera estrella: Faye Dunaway.

hijos
Diva y madre. ¿Pueden convivir ambos roles en una sola persona?

Luego de ganar su Oscar en 1976 como mejor actriz por el film “Network”, Dunaway hizo una serie de filmes exitosos en taquilla (caso de “Eyes Of Laura Mars”), pero decepcionantes a los ojos de los críticos de cine. Si bien el público no estaba cansado de ella, ésta sentía que necesitaba una película de prestigio con una actuación memorable que le pudiese valer otro Oscar. ¿Y qué mejor forma de lograrlo –probablemente lo pensó así- que con un film basado en un best seller sobre una de las grandes estrellas de Hollywood? Para obtener el papel y al ser ella una actriz del llamado “método de actuación” popularizado por Lee Strasberg y su Actor’s Studio, Dunaway se vistió de pies a cabeza como Joan Crawford y fue a visitar a Frank Yablans con la intención de impresionarlo. De acuerdo con éste, al verla fue como si Joan volviera de entre los muertos, y casi sufre un infarto de la impresión. De más está decir que el papel era para ella, pero con la intención inicial de mostrar a Crawford diferente al monstruo mostrado en el libro, bajo una luz más simpática. El film empezó su rodaje a comienzos de 1981, 2 años y medio después de la publicación del libro, en un escenario cerrado a la vista de extraños.

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Mara Hobel como Christina Crawford

Desde el comienzo, el rodaje estuvo plagado de problemas. Como buena diva, Faye llegaba tarde y era difícil de tratar en el set, haciendo que los ejecutivos en Paramount Pictures consideraran en más de una ocasión despedirla. Además, el director se enfrentaba a dos fuerzas: Dean Koontz, esposo de Christina Crawford quien quería mostrar a una Joan agresiva y malvada, y en el otro frente estaba Terry O’Neill, el entonces novio de Dunaway que no quería que Faye se mostrase violenta con los niños actores en la película. Vale acotar que ella declararía tiempo después que el papel la desgastó física y mentalmente; en total le llevó 2 meses desprenderse de Joan Crawford, habiendo pasado por agotamiento y daño en las cuerdas vocales luego de hacer la célebre escena de los “ganchos de ropa de alambre”.

Faye Dunaway
Faye Dunaway representando uno de los ataques de furia de Joan Crawford

Mommie Dearest” la película se estrenó en septiembre de 1981 con la esperanza de convertirse en contendora de peso en la temporada de premios de entonces. Ésta se desvaneció cuando la critica atacó sin piedad al film, al acusarlo de no contextualizar los hechos que llevasen a los episodios de maltrato y abusos, mostrando estos sin una historia detrás de ellos. Incluso a Christina Crawford no le gustó el film, debido a que esperaba un drama serio y lo que vio fue un melodrama con actuaciones exageradas y excesivas de parte de Faye Dunaway; de hecho, muchos cronistas la catalogaron como sobreactuada e irónicamente se produjo una consecuencia inesperada tras su estreno.

«No wire hangers ever!»

La intención de todos era que el film generara lágrimas y tristeza, pero sucedió todo lo contrario: la gente iba en masas a las salas de cine para reírse a más no poder con el exceso de histrionismo de Faye Dunaway, rayando en lo kitsch, en lo camp, en ser una película tan exagerada que termina siendo un placer culposo verla. Un critico diría que el rol protagónico del film es el primer papel de un drag queen interpretado por una mujer. En la temporada de premios, “Mommie Dearest” terminó ganando 8 premios Razzies (el galardón de lo peor del cine que se entrega un día antes de los Oscars), uno de ellos para Faye Dunaway como Peor Actriz. Pero eventualmente el film se convirtió en una obra de culto, especialmente en la comunidad gay donde incluso algunos iban con ganchos de ropa de alambre que agitaban al aire mientras se mostraba en pantalla la escena en cuestión.

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La vida glamorosa que esconde la realidad del maltrato infantil

Al final, “Mommie Dearest” con todo y sus excesos, queda como una obra que muestra que tras la fachada de glamour se esconden toda clase de distorsiones de la personalidad, y que detrás de un maltratador hay un niño que fue maltratado y que lleva daños que necesitan ser reparados. Además sirvió para dar una imagen que nadie sabía que existía en la psique de Joan Crawford, y que ahora muchos sin haber visto sus películas, al verlas asociarán con la interpretación de Faye Dunaway.

Christina Crawford en la actualidad

En última instancia, los hijos –no la madre- tuvieron la última palabra.

Frank Black
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