Seguro que el risotto es uno de esos platos que te gustan pero se te complica cocinar: aquí tienes lo que debes hacer para tener una versión casera, sabrosa y correcta:
- Olvidarás los atajos. Crema de leche para dar cremosidad, aumentar demasiado la temperatura para consumir el líquido, cualquier variación para “hacerlo más fácil” va a arruinar tu rostro.
- Nunca usarás el caldo frío. El caldo frío hace que la cocción sea dispareja así que debes mantenerlo al menos tibio.
- Removerás lo suficiente. Si remueves mucho entra aire al risotto y puede quedar pegajoso, si remueves poco se pega al fondo y puede quemarse. Removerás de cuando en cuando pero solo lo suficiente.
- Agregar demasiado caldo. Es un ejercicio de paciencia: simplemente se agrega el caldo únicamente cuando se ha consumido el anterior, es la única manera de lograr que suelte el almidón.
- No sobre cocinarás el arroz. Repite como un mantra “no estoy haciendo arroz con leche” así que detén la cocción cuando el arroz esté al dente.
- No usarás ollas de boca ancha. Recuerda que si se dispersa mucho el arroz no desarrollará el almidón que necesita su textura así que prefiere las ollas más estrechas.
- No olvidarás la temperatura correcta. No hay duda, el arroz debe cocinarse a fuego moderado pero si lo haces a fuego lento no será bueno el resultado, debe ser a fuego medio y cuidando la cantidad de caldo.
- No agregarás el queso demasiado temprano. El queso debes añadirlo justo al final de la cocción, antes de servirlo para que añada sabor y textura.
- No olvidarás la temperatura correcta. En este plato la textura lo es todo pero esa textura tiene una ventana de disfrute corta: llévalo a su punto exacto, sirve y disfruta inmediatamente.
¿Cuál es el risotto que más te gusta comer? ¿Cuál es el risotto que te gusta preparar?