5 armonías perfectas entre quesos y vinos

quesos y vinos

Consigue las mejores combinaciones para un maridaje placentero entre tus vinos y quesos preferidos:

  1. Bocconcini y Torrontés. La mozzarella fior de late, tal como se conoce a estos bocaditos que vienen sumergidos en suero, es un queso crudo de textura elástica y sabor suave, que gana relieve cuando se lo acompaña con hojas de albahaca, tomates secos, romero, o lo que sea que se pueda combinar con oliva extra virgen. Combinan idealmente con un Torrontés salteño, por su aromática fragante y boca ligera.
  2. Brie y Chardonnay. Queso de pasta blanda y abundante sabor cremoso -recuerda a la manteca-, el brie viene recubierto por una fina capa de hongos blancos que recuerda al terciopelo (y que no hay que sacar bajo ningún concepto). Amable, es el queso perfecto para servir con un Chardonnay reserva, en donde la madera y la textura cremosa del vino se apoyan bien en la untuosidad del queso.
  3. Rebleusson y Sauvignon Blanc. Queso fuerte si los hay, una cuña de rebleusson es capaz de pudrir una heladera si no se lo guarda envuelta en papel aluminio dentro de un tapper. Pero los que conocen, saben que su ligero color azafrán y el sabor amoniacal sumada a su blanda textura, esconden uno de los quesos más ricos que hay. Eso sí, marida sólo con blancos de temperamento, como un Chardonnay o Sauvignon blanc de aromas y acidez punzantes, idealmente 2011 ó 2012.
  4. Pecorino y Bonarda. Es un queso de leche de oveja, raro y curioso. Originario de Cerdeña, Italia, es de pasta muy dura y granulosa al mismo tiempo, que se deshace con facilidad. Cabaña Piedras Blancas elabora uno en nuestro país que se consigue en locales especializados. Como queso para una picada, está en el límite de la intensidad. Pero, sumado a una salsa o unos tallarines con ali oli, es la gloria. Solo marida a la perfección con Bonarda bien frutal.
  5. Queso azul con blancos tardíos. Es la combinación perfecta. El secreto está en comprar un queso que no sea extremadamente salado. Y para eso, nada mejor que azules cremosos y casi untables, de forma que en una tostada o solo, le ponen un contrapunto delicado de sabor a la contundencia aromática y dulce de los tardíos. Probar para creer: forman un combo fuera de serie. (vía La Mañana de Neuquén)
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