No es un secreto que desde hace años nuestra rutina ha sido invadida por la tecnología desde finales del siglo pasado; en menos de veinte años se logró hacer de un celular una máquina inteligente que tiene como único fin hacer de nuestros días cada vez más fáciles.
Pero qué pasa cuando la tecnología pasa a ser un pilar de nuestra vida, se adhiere a nuestra rutina e identidad; y sin darnos cuenta somos como Theodore Twombly, simples enamorados de nuestro propio celular. La película Her hizo mucho ruido en el 2013, cuando fue incluso nominada a más de un premio de la academia, muchos se reían del protagonista pero ahora son solo pocos los que no ríen y lloran a manos de la pantalla del smartphone.
Si nos sentimos solos, la solución para no parecer incómodo es prender la pantalla de tu teléfono; cuando no nos interesa la conversación preferimos ver nuestras mismas fotos que interactuar con los interlocutores frente a nuestras propias narices, aquellos que están un poco más allá de la pantalla del celular.
Ese fenómeno con el que ya debes sentirte identificado se llama «phubbing«, una práctica que consiste en ignorar, no siempre de manera voluntaria, a los interlocutores que se encuentran contigo físicamente por elegir prestar tu atención a aquello que prefieras proyectar en tu phone.
«La tecnología nos acerca de aquellos que están lejos y nos aleja de aquellos que están cerca»
Debemos tener cuidado de no perder nuestra vida frente al black mirrow sin el que no podemos salir de casa. Es increíble poder hacer un en vivo y contarle al mundo en qué concierto estás; debemos agradecer todos los días, la posibilidad de sintonizar cualquier cosa a cualquier instante con tan solo un clic; pero también debes aprender a disfrutar el presente sin hacerlo desde tu celular; encárgate de vivir sin necesidad de grabarlo todo.
Si eres fanático de la tecnología y te gustaría soñar con las posibilidades que este mundo rápido podría traernos en un par de años, te recomendación que vayas a Netflix y le des play a Black Mirrow.
