Al plantear hace un eurotrip todos querrán aconsejarte sobre que medio de transporte es más indicado; algunos descartan a los trenes por sus altos precios y largas distancias, otros a los aviones porque creen que el viaje en ferrovías es mucho más delicioso, pero el verdadero mochilero se mueve en carreteras y autopistas. El autobús es el medio predilecto y ahora existe una APP llamada Bla Bla Car que conecta destinos con conductores y pasajeros, con esta aplicación de verdadero espíritu europeo podrás viajar de un lugar a otro en el carro de algún otro viajero.
Para llegar a la cuidad de Praga lo hice en autobús; desde Berlín son tan solo cuatro horas, así que jamás pareció un reto. Llegamos temprano por la mañana, sin haber desayunado. Después de dejar las cosas en el Hostal y bookear un free tour; caminamos por las calles del Reino de Bohemia hasta llegar al céntrico Reloj Astronómico donde empieza el tour; luego sigue la vía hasta el sofisticado Barrio Judío que antes de su reconstrucción tras una violenta inundación es el barrio más caro de Praga.
Durante el recorrido, es posible que te sientas tentado por las Trdelniks; unos cinnamons fritos con helado dentro que son un engaño para turistas. Al igual que el estofado de papas y cebollas, ninguno de los dos están hechos con el amor de los verdaderos gastrónomos checos.
De tener la oportunidad de comer en un restaurante de verdadera comida checa, pide la pasta checa; quedarás sorprendido con el sabor del queso derretido que se asemeja a unos ñoquis hechos bolitas de puro queso. Si no eres muy amante de la cerveza, pide una de las negras, solo para decir que probaste una “birra checa”.
En Praga camina como si los pies no te pidieran descansar. Camina y piérdete. Si te da hambre, come sushi, no te arrepentirás. Camina hasta la torre danzante o hasta la espectacular opera; cruza todos los puentes que necesites y el Charlie Pont pásalo todas las veces que las ganas te lo pidan.
El Mural a Jonh Lennon es un recuerdo que ya no existe en la cuidad; seguro pasarás por su lado sin darte cuenta, porque los muros de Praga son sacados como de un cuento de princesas.
