Son las propias palabras de Casey Cadwallader, nuevo Director Creativo de la casa de moda francesa Mugler, las que predicen el ímpetu con el que llega este diseñador americano a la marca: “mi plan para MUGLER es cambiar y expandir la idea de qué es, para quién está inspirado y para quién es. Esta colección es mi primer gesto”.
“Fusionando el espíritu original del lenguaje visual de MUGLER con mi propio gusto por la arquitectura, fotografiamos un elenco de personas fuertes en dos de los edificios posmodernos más emblemáticos de Ricardo Bofill: La Fábrica, en las afueras de Barcelona y su casa de verano Mont-Ras, cerca de la Costa Brava”, afirmó Cadwallader.
La colección de debut de Cadwallader se inspira entonces en la unión de mujeres como la graduada en literatura Jess Cole, la música 070 Shake, la nadadora olímpica francesa Anna Santamans, la actriz Anna Brewster y las musas Mugler originales Amy Wesson y Debra Shaw, mujeres que representan las diversas posibilidades, edades, estilos y actitudes de MUGLER en la actualidad.
Para el otoño de 2018, la ropa en sí es una invitación a experimentar, afirma Cadwallader, “algo que yo mismo he admitido al frente de una marca con un patrimonio tan fuerte de innovación y diseño radical. Dril de algodón, cuero, estampados y una gran cantidad de texturas se unen al vocabulario MUGLER de audaz sastrería y elegantes confecciones -ideas que continuarán evolucionando y se transformarán para mi primera pasarela en octubre”.
Mezclando el día y la noche, esta primera colección aborda el espectro de la feminidad a través de múltiples expresiones del ADN escultórico de MUGLER, fundamentado en un nuevo intento casual.