4 razones por las que elegimos champagne entre los vinos espumosos

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Si todavía no sabes por qué el champagne es el rey de los vinos espumosos, acá te damos 4 sencillas razones que te ayudarán a comprenderlo:

  1. Historia. No importa tu nivel de conocimiento acerca del vino, seguramente has escuchado alguna vez la historia de Dom Perignon diciendo que “estaba bebiendo las estrellas”, las leyendas sobre las célebres viudas de la región de Champagne o alguna otra anécdota que rodea este peculiar vino. Sólo con la Segunda Guerra Mundial que dejó los relatos de los refugios en los que se convirtieron las galerías donde se conservan las botellas o a Sir Winston Churchill diciendo que no sólo peleaba por Inglaterra y Francia sino también por el champagne, hay material para seducir la imaginación. Descorchar champagne es acercarse un poco a esos relatos, algunos muy tocados por el mercadeo, otros ferozmente históricos, pero el balance es que queda la riqueza de ese bagaje en cada botella.
  2. Elaboración. Simplemente bastaría con ver el orgullo y énfasis que hacen productores de otras regiones del mundo cuando dicen que sus espumosos fueron elaborados bajo el Método Tradicional o Champenoise para entender el impacto de este vino: de cierta forma todo espumoso “sueña” con ser champagne. La creación de vinos que tienen como fin esperar a entrar en mezclas en años posteriores, el paciente trabajo de la levadura y el azúcar, los períodos de crianza que pueden ir de los 15 meses hasta 15 o más años, la adición de pequeños porcentajes de vino tinto para crear los rosados, la tarea del degüelle de la botella, la colocación del corcho, el bozal y la cápsula para hacer posible un gozoso descorche forma parte de un ciclo cuidadoso, continuo y valioso para quien lo conoce y sabe apreciar. Sólo la paleta de sabores que va del brut nature a un demi sec, desde la desnudez total de la acidez a la adición golosa del azúcar merece una degustación detenida, para entregarse al placer.
  3. Versatilidad gastronómica. Una de las grandes revelaciones para quien disfruta el vino es entender que el aperitivo o la copa de celebración están lejos de ser las únicas y menos aún las mejores ocasiones para descorchar un espumoso de tanta complejidad como el champagne. Lo maravilloso es que luego las armonías al estilo Hollywood de fresas, ostras, foie y otras exquisiteces también son apenas el comienzo de la historia porque realmente un vino que tiene este nivel de acidez y la estructura que puede tener un rosado tiene la espalda suficientemente ancha para otras combinaciones. Entonces, si el presupuesto lo permite y hay espíritu aventurero puede descubrirse que con frituras es perfecto, con pizza cuando se seleccionan bien los ingredientes e incluso con algunas opciones no tan obvias como el maigret de pato. Tener un vino que no se convierte en una camisa de fuerza obligándote a unas pocas posibilidades para acompañarlo y que aparte tiene el placer de su efervescencia se acerca a un ideal gastronómico, nos acerca al placer.
  4. Placer. Y después de todos los razonamientos, nos quedamos justamente con esa palabra, elegimos el champagne porque produce un placer cuya descripción puede ser complicada pero que está allí para quien abre los sentidos y lo persigue y lo recibe burbuja a burbuja.
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