¿Quién no ha pensado que sería increíble tener la vida de…?
En las redes sociales algunos exhiben vacaciones inolvidables, un armario o vehículos de ensueño, diplomas admirables, una figura envidiable y hasta una relación sentimental que quisiéramos emular.
Tal es el caso de Essena O’Neill, una adolescente australiana que tenía más de 710.000 seguidores en las redes sociales, y quien decidió parar sus cuentas al emprender una campaña llamada “las redes sociales no son la vida real”.
Para la adolescente, que se consideró a sí misma “adicta a las redes sociales, los likes y la aceptación popular”, su vida 2.0 era una “gran mentira”.
La rubia confesó hacerse hasta 50 fotos antes de elegir la correcta, gritar a su hermana pequeña para que la retratara y haber contratado, incluso, modelos que sirvieran como “novios” en sus publicaciones.
“Las marcas comenzaron a pagarme por aparecer con sus productos. Llegó un momento en que sólo esa foto en las redes era lo que tenía sentido en mi día a día», dijo en una entrevista a un medio local.
El investigador parece coincidir con O’Neill, quien en una de sus últimas publicaciones, escribió: ¿Cómo podemos darnos cuenta de nuestros propios talentos si no dejamos de fijarnos en los demás?».
Internet es una gran herramienta que ha democratizado las oportunidades y acabado con las fronteras, ¿vale la pena, con tantas posibilidades, emplearla solo para aparentar ser alguien “mejor”?
O’Neill está arrepentida de ello.