‘Rocket Man’: ¿Inmoral, Amoral o Normal?

Rocket Man

Sigo sin entender -desde que la vi- por qué ‘Rocket Man’ (considerada una ‘biopic’ del más que suficientemente conocido pianista y cantautor británico Elton John) ha logrado escandalizar no sólo a algunos espectadores y comunicadores, sino también a ciertos críticos… y hasta ha sido censurada en Rusia (¿Desde cuándo el kremlin es tan ‘pacato’? ¿Planes de redención?)

Salí de la Sala sin saber a cuáles ‘escenas implícitas’ de sexo homosexual se circunscriben los rusos en la fundamentación de su frontal censura. Lo que sí hallé implícito fue la calidad de una película de este estilo que se percibe diferente, menos convencional -o menos ‘biopic’- y, por tanto, mucho más convincente que el común de ellas, a las que casi siempre cuesta evitar la generación de cierta dosis -aunque sea pequeña- de aburrimiento en el espectador, debido a su recurrente afán de caer en lo muy trillado, sensiblero, desgastado… en el ‘lugar común’ o en el excesivo academicismo. No le ha sido necesario incentivar el uso de pañuelos en la Sala para conmover y ‘atrapar’ al Público y la Crítica, pues lo directo del guión y la gran actuación Taron Egerton, arriesgado, además, en su decisión de interpretar él mismo algunos de los temas de Elton John, han resultado suficientes.

Te sensibiliza ante la crueldad de su drama familiar (que no puede dejarte indiferente), en la cual está cimentada su soledad (la del personaje central), dado lo directo del guión en cuanto al tema, pero sin recurrir a la sensiblería extrema, sino, por el contrario, ‘pasando la página’ siempre con el auxilio de la música, pero de forma diferente a como suele suceder en los musicales, pues acá los intérpretes no dialogan mediante las canciones, sino más bien estas últimas son la representación de la historia, su esencia y significado, se expresan ‘per se’, apoyadas plenamente en el intérprete, mientras la dirección, producción, fotografía, iluminación, dirección de arte, la música de manera integral y el resto de elementos cinematográficos, en perfecta armonía, hacen de las suyas…

Todo eso hace comprensible el hecho de que su director, Dexter Fletcher (también realizador de la cinta ‘Bohemian Rhapsody’, 2018, en sustitución de Bryan Singer) no considere a ‘Rocket Man’ una película biográfica y se sienta muy inclinado hacia la denominación de ‘Fantasía Musical’ que le ha sido adjudicada por Egerton, su actor principal… El proyecto de esta adaptación cinematográfica se remonta a 2012, como iniciativa del mismo Elton John, habiendo sido mencionados inicialmente como candidatos a interpretar el personaje central Tom Hardy, James McAvoy, Daniel Radcliffe (el ‘mismísimo’ Harry Potter) e incluso el extraordinario intérprete -tanto musical como, hasta ahora, actoral- Justin Timberlake, quién seguramente lo habría hecho de manera sobresaliente en cuanto al primero de estos aspectos y muy posiblemente también el segundo, pero el resultado ha sido óptimo al haber quedado en manos de Taron Egerton esa responsabilidad (mimético, profundo y también solvente musicalmente en su interpretación), sin que haya dudas o reservas en relación con lo acertado y satisfactorio de su elección.

‘Rocket Man’, te hace amar a Elton John, pero sin compasión absurda ni juicios que interrumpan o agredan la comprensión de todo aquello que generó, mediante su combate contra el dolor -de esa forma que, simplemente, sucedió-, su crecimiento artístico y humano, el desarrollo de su talento; su altruismo y el alcance de su generosidad … pues todos esos elementos (vivencias, experiencias, circunstancias) que nos muestra la película fueron decisivos para la construcción de su camino y el encauzamiento su vida, lo cual no debería permitir que sean considerados inmorales ni amorales, sino normales… en todo caso, más normales que la actitud de las personas que el destino le asignó como progenitores.

Moraima Blanco
Analista (MÚSICA y CINE), Productora-Conductora (ANTES, de 'Top Jazz'; AHORA, de 'CINE-SQUEMAS' en Mágica 99.1 FM y 'TOP MOVIES)
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