Una posmilenial venezolana en las entrañas del gigante Sephora

Sephora

María Alexandra Pinto apenas tiene 23 años, creció con un smartphone en la mano y va a la conquista del mundo con un futuro promisorio. Pertenece a la generación que maneja al dedillo el mundo 2.0. Nacida en Maturín (1997) el planeta para ella no tiene límites geográficos. Se graduó con altas calificaciones en la Universidad Internacional de Miami como Bachelor of Art and Design, mención mercadeo de moda.

Como buen signo tauro es hedonista. Desde muy pequeña mostró debilidad por la belleza. Foco de su atención fue y sigue siendo la moda, desarrollando una especial sensibilidad por la estética en general. Guapísima, la naturaleza fue pródiga con ella dotándola de finas facciones y cuerpo de modelo.

Con una personalidad arrolladora ha sabido a tan temprana edad hacerse notar por el competitivo mundo de las agencias creativas de New York, fue así como entró por la puerta grande para realizar el estilismo y la Dirección de Arte de una línea de tratamientos para el cabello que pertenece al multimillonario portafolio de Sephora, labor realizada junto a su colega, Gabriela Epelbaum, también venezolana.

Todo inicio es difícil, ¿cómo lograste participar en el dream team de una importante campaña de Sephora?

A través de una agencia de creación de contenidos muy respetada en Manhattan, donde subcontratan a su vez a creativos y estilistas para que desarrollen las tareas encomendadas. Logré ser contratada. La suerte jugó un papel a favor y estar en el lugar correcto en el momento justo.

Específicamente ¿para qué te contrataron?

Fui parte del equipo que recreó las piezas publicitarias de toda la línea de productos Core collection + holiday de Briogeo hair. Me ocupé de crear los props o los elementos que iban a estar en la sesión fotográfica. Una labor de filigrana que implicó seleccionar los fondos, recrear piezas adicionales en miniatura y hacer que una crema para el pelo se viera de revista, la cual tuve que batir por 15 minutos como si fuera hecha con claras de huevo (risas). Además, me involucré en la dirección artística, labor fascinante que requiere de mucho ojo.

¿Qué significó para ti trabajar para una marca tan importante como Sephora?

Fue un verdadero reto debido al nivel tan alto de exigencia de la marca que solo contrata a los mejores. De hecho, los lineamientos de producción de la campaña vienen de la casa matriz. Te cuento un poco acerca de Sephora. Se trata de una cadena de cosméticos, nacida en Francia el año de 1969 que cambió radicalmente el concepto de ventas al detal de cosméticos y perfumes.

¿A qué te refieres por un cambio radical en el renglón de cosméticos y perfumes?

Antes de Sephora existían en París, cuna de los tratamientos de belleza, tiendas boutiques de lujo como la exquisita perfumería Givenchy en Champs Elysees y tiendas por departamento como Printemps, Lafayette y Bon Marché que exhiben en stands individuales las marcas. Sephora creó un espacio multimarca que puso, lieralmente, a la mano tocar y probar cosméticos y perfumes como quien va a un automercado, todo ello acompañado por vendedores que conocen las bondades de los productos en un ambiente amigable con un amplio rango de precios. En pocas palabras, democratizó el acceso de los cosméticos y perfumes.

¿Qué aprendiste de haber trabajado para Sephora?

La importancia del mercadeo. No solo basta con hacer un buen producto, hay que saberlo posicionar y obtener ganancias. Estoy rodeada de mucha gente capaz que vive a niveles de subsistencia. Algo que me parece  inaudito. Entendí que el problema es no saber capitalizar el talento. En ese sentido, Sephora me  inspira. Año tras año logra aumentar sus ganancias. Por ejemplo, en abril de 2006 hizo una alianza con JCPenney en USA para vender cosméticos en su cadena. La modalidad allí es el de una tienda en otra tienda. Meses después abrieron 5 sucursales con éxito avasallante.


Entrevista realizada por Ángela Oráa.

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