¿Por qué te gustan los vinos que te gustan? por Elizabeth Yabrudy

¿Sabes cuál es la razón por la cual un vino te gusta? La mayoría de las personas siempre me responde que no, cuando le hago esa pregunta. La razón es, fundamentalmente, porque no tomamos con conciencia; es decir, perdemos la oportunidad de dedicar unos minutos para descubrir las características del producto que estamos consumiendo y registrar en nuestra memoria sensorial, aquello que percibimos.

¿Qué lo hace grato a mi paladar? Dar una respuesta a esta pregunta es lo que hará que pararse frente a un anaquel para seleccionar un vino, no solamente sea menos intimidante, sino que – además- mejore las probabilidades de seleccionar un producto que te encante cuando lo descorches.

¿Cómo reconocer lo que te gusta?

Para saber qué te gusta, lo primero que debes identificar son tus preferencias personales. Olvidémonos por un momento del aspecto económico, no se trata de vinos de bajo precio o costosos, se trata de saber qué te agrada en términos sensoriales, algo que es absolutamente individual.

Debes concentrarte al momento de degustar y, si estás acompañado por un profesional, pedirle que te ayude a usar esos adjetivos que te permitan definir el estilo de vino de tu preferencia. Decir “me gustan los vinos secos” no es suficiente cuando llegas a una licorería, pues el asesor podría decirte: “casi todos los vinos que tenemos en el anaquel, son secos”. Seco significa que tiene un mínimo contenido de azúcar residual, casi imperceptible. En esa categoría entran los vinos blancos, tintos, algunos rosados y los espumosos brut, por solo mencionar algunos.

Los aspectos que debes reconocer están ligados, como lo comenté anteriormente, a las sensaciones que te produce el vino en la nariz y boca:

  • Intensidad aromática: registra si te agradan los vinos que tienen una potencia alta (puedes percibir los aromas desde que están sirviéndote el producto) o si prefieres aquellos en los que tienes que oler más de cerca la copa. No se trata aquí de reconocimiento de cada aroma, sino de la magnitud con la cual se perciben en conjunto.
  • Sabores y sensaciones táctiles en boca: registra cuáles percibes con mayor facilidad, coloca adjetivos que los describan, cuáles tienen mayor permanencia, los que te agradan y los que te desagradan:

– Dulce (seco, abocado, semi-dulce, dulce)

– Ácido (soso, verde, acidulado, terso, con nervio)

– Salado (sin salinidad, mineral, con salinidad)

– Amargo (sin amargor, despedida o salida amarga)

– Astringencia: sensación de aspereza, principalmente en la lengua. Puedes percibirla también en las mejillas, el paladar y la zona gingival (agresiva, áspera, aterciopelada, educada, sedosa)

– Alcohol (caliente o fresco – alto/medio/bajo)

– Cuerpo (acuoso, delgado, carnoso, voluminoso)

– Persistencia (breve, prolongada, larga)

Al finalizar el ejercicio, escribe tu apreciación global del producto, indicando si te agradó o no, y por qué. Una vez que hayas hecho este análisis con dos o tres vinos blancos de diferentes tipos de uva, y hagas el mismo ejercicio con vinos tintos, tendrás un parámetro que te permitirá conocer cuál es el estilo que te define.

En la próxima entrega escribiré sobre los tipos de vino para que puedas cotejar tu análisis y saber entonces por qué te gustan los vinos que te gustan, y tener certeza, al momento de la compra, que tu descorche será satisfactorio.

¡Salud!

Elizabeth Yabrudy I.

Elizabeth Yabrudy
Certified Specialist of Wine & Spirits / Sommelier - Un espacio para compartir vivencias y conocimientos sobre vinos, destilados y gastronomía
TendencyBook