El Té matcha es uno de los alimentos que se ha ido ganando un espacio en nuestra dieta diaria, de hecho se ha vuelto toda una tendencia incorporarlo en bebidas y platillos que están lejos de ser solo una infusión.
Este polvo verde existe desde tiempos muy remotos, es una planta a la que se le muelen las hojas para convertirse en un polvo lleno de nutrientes y uno de los té verde más consumidos en el mundo.
Su origen radica en China, para los tiempos de la dinastía Song. En ese momento existió una gran ola de inmigrantes japoneses, principalmente para estudiar el budismo. Se dice que los budistas descubrieron que el té ayuda a mantener la relajación del cuerpo y favorece, a su vez, a tener la mente alerta; condiciones ideales e importantes a la hora de meditar.
Mientras el consumo de té matcha se extinguía en China, éste se arraigó fuertemente en Japón debido a su incorporación como una costumbre en los monasterios, y tiempo después como ritual en la mayoría de los hogares del país.
El té matcha nos ha encantado por su dulzura, color y sabor intenso, ese polvillo verde oscuro está lleno de aminoácidos.
Posee infinidades de beneficios para la salud; entre los más conocidos resalta su virtud como antioxidante natural, mejorando el aspecto de la piel y uñas, fortalece el sistema inmunitario, reduce el estrés, relaja el cuerpo, estimula la mente, ayuda a prevenir el cáncer y alzheimer, combate infecciones y caries, ayuda a bajar de peso porque es un quemador de grasa 100% natural. Estos son algunos de sus tantos beneficios.
Para muchos es conocido como el súper alimento, ya que favorece de diferentes maneras a nuestro cuerpo y su consumo es fácil por su rico sabor, lo que lo hace apetecible de agregar en otras recetas.
¿Cómo prepararlo?
Para su preparación clásica basada en la ceremonia del té, se requieren 3 implementos y 2 ingredientes. El polvo se deposita en un recipiente llamado chaki, con una cucharilla especial de bambú llamada chashaku, se coloca una cucharadita en el cuenco llamado chawan, luego se vierte el agua caliente para terminar agitándolo rápidamente con una brocha de bambú llamada shasen y así adquirir esa consistencia espumosa en la superficie que tanto lo caracteriza.
El matcha se convirtió en una tendencia por dejar de ser solo una infusión caliente. Lo podemos ver como uno de los reyes de la pastelería en diferentes tipos de postres, tortas, helados, merengadas, matcha latte (té con leche), coctelería y hasta en comidas saladas como sopas y fideos.
¿Te atreves a probarlo? Cuéntanos si ya lo consumes y cómo lo preparas.