Turismo oscuro, la otra cara de la historia

turismo oscuro

El turismo oscuro no es como el turismo al que estamos acostumbrados. ¿Qué nos lleva a viajar a otros países en verano, gastando todos nuestros días libres y una gran cantidad de dinero? ¿Por qué nos decantamos entre una forma de turismo u otra? Podemos responder que pasarlo bien, disfrutar de un clima que no es el de nuestro país de origen, conocer otras culturas, visitar museos o monumentos, aprender la historia de nuestro lugar.

Las motivaciones, que muchas veces son inconscientes, abarcan una gran cantidad de sentimientos, desde el espíritu aventurero al más hedonista.

De entre todos ellos, hay uno que se ha movilizado especialmente durante las últimas décadas: el morboso, que no pocas veces va de la mano del cultural o histórico. El término de “turismo oscuro”, cuyo significado es muy amplio, ha sido utilizado al menos desde mediados de los años 90 para referirse a las visitas a los lugares donde han ocurrido tragedias o muertes históricamente relevantes y que aún impactan nuestras vidas.

Desde estudiosos, (Lennon, 1996; Dann, 1998; O’ Rourke, 1998; Pelton, 2003), hasta geógrafos y científicos (Minic’, 2012; y Yuill, 2003) han dado sus puntos de vista acerca de los motivos que pueden mover a esas personas que deciden realizar turismo oscuro.

Algunos de ellos son:

  • Aprender lecciones del pasado y no repetirlas.
  • Buscar experiencias o tener unas «vacaciones en el infierno».
  • Tener un reto o cambiar la percepción de la mortalidad.
  • Tener interés tanto por la historia como por el patrimonio que ha dejado, por la educación  y sufrimiento causado.
  • Conservar tanto el patrimonio de un lugar como la identidad de un colectivo de personas.
  • Contribuir financieramente a la conservación del lugar.
  • Satisfacer la curiosidad.

Existen innumerables lugares para este turismo oscuro. Incluso existe una serie de Netflix llamada «dark tourism» donde podrás ver y conocer mucho más sobre esta tendencia. Te dejamos alguno de los más populares en el mundo.

Chernóbyl, Ucrania

Fue una de las mayores tragedias humana y ecológica cuando el reactor 4 explotó, las radiaciones han envenenado a más de 8 millones de personas. La ciudad de Pripyat es una ciudad fantasma y el acceso a la zona contaminada está restringido a científicos y periodistas. Pero se pueden hacer visitas a las ciudades abandonadas, incluso podrán ver la vegetación que ha empezado a crecer y los animales andando por la zona, tomando por supuesto, las correspondientes medidas de seguridad.

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Auschwitz, Polonia

El campo de concentración de Auschwitz fue el mayor de los campos construidos por los alemanes, en 1940 para albergar a los prisioneros políticos de Polonia, pero no tardaron en seguirle miembros de la resistencia, intelectuales, gitanos y judíos. Es una visita impactante, pero imprescindible para conocer una de las partes más trágicas e importantes de la historia del siglo XX.

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Aokigahara, Japón

Muchos de ustedes lo deben conocer como “el bosque de los suicidios”. La mala fama de Aokigahara data de la antigüedad ya que históricamente se lo asocia con el lugar de descanso de demonios japoneses.

Lo cierto es que la superstición terminó siendo realidad ya que el bosque se convirtió en el lugar favorito de los suicidas japoneses. En efecto, tiene el récord de ser el lugar donde más personas ponen fin a sus vidas junto con el puente Golden Gate en San Francisco. Los árboles del bosque tienen numerosas señales de advertencia en varios idiomas para ayudar a las personas que piensan en suicidarse.

El recorrido de Jack the Ripper

Recorre el barrio de Whitechappel en los zapatos de Jack, el destripador, uno de los asesinos más sanguinarios y afamados del mundo. El tour tiene lugar de noche y con un guía los turistas recorren puntos de Londres relacionados al terrible asesino. Es un tour muy empapado de historia y cultura de la época. ¿Te atreves a pisar esas oscuras callejuelas donde despedazaron mujeres?

Cuéntanos si te atreverías a tener una aventura de turismo oscuro.

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