La camisa blanca es la prenda más importante de nuestro armario, su importancia radica en la versatilidad a la hora de combinarla, es imposible fallar con ella por lo que se ha convertido con el paso de los años en una prenda segura y atemporal, razón por la cual a veces no le sacamos todo el provecho debido.
¡Empezamos!
Lo primero que vamos a abordar serán los clásicos sobre clásicos para las más desentrenadas en el mundo del combinar. La camisa blanca va espectacularmente bien con pantalones de vestir en cualquier color o modelo, para crear look boyish es ideal conjuntarlo con pantalones tipo cigarette y stilettos; también podemos valernos de los jeans y los blazers para un look lo suficientemente formal pero relajado.
Una solución que está marcando pauta dentro del street style es el uso de las camisas XXL, estas tienen mucho juego para lograr encajar en las distintas categorías del estilo, por ejemplo, si quieres verte sexy e irreverente sin caer en el look desesperada se puede usar esta camisa como un vestido y llevarlo con botas altas en estampados de pitón. Otra opción que no falla es la de crear una ilusión de cuello barco y combinarla con pantalones slouchy y taconazos.
Otro equilibrio perfecto es conjugar la masculinidad de esta prenda con la feminidad de la lencería ¿Cómo se logra? Atreviéndose a abrir del todo la camisa y dejar a la vista un poderoso bustier con pantalones de vestir o minifaldas para aquellas que no les de pudor mostrar piel.
Finalmente, la camisa blanca es la base perfecta para probar accesorios extravagantes, ya sea por la complejidad de de su elaboración, los materiales o por colores, pues le confiere el título de protagonistas, este truco es especialmente elegante y muy de prescriptora de moda neoyorquina.
¿Todo listo para explotar el potencial de esta prenda?