Estas son cinco de mis creencias más firmes en relación con el vino:
- Creo que un buen vino es una obra de arte. El que es fiel al terroir, que tiene como autor a un enólogo que lo utiliza como una forma de expresión, es una obra de arte: tiene valores inherentes que no necesitan validación externa y refleja belleza capaz de conmover el espíritu.
- Creo que no importan los vinos que uno tome sino cómo los tome. Si por accesibilidad, presupuesto o la razón que sea sólo se puede beber vinos sencillos varietales, no importa siempre y cuando lo hagamos con los sentidos muy despiertos. Se aprenden lecciones que servirán al probar vinos más complejos.
- Creo que es imposible saberlo “todo” acerca del vino. No tiene sentido apuntar a ser un “experto” sobre todo si se considera que prácticamente todos los días se descubre o redescubre una nueva variedad de uva, una nueva forma de elaboración del vino, aparece en escena un nuevo país productor. Nunca lo sabremos todo.
- Creo que el paladar y el instinto nos pueden llevar lejos en el mundo de vino. Las puntuaciones y reseñas ayudan a dar un contexto general pero no son mandatos. Creo que lo mejor es hacer que cada descorche que no sea de vino de diario tenga un sentido que responda a nuestro paladar (no tanto en lo que nos gusta y en repetir lo que ya hemos probado sino en lo que nos interesa encontrar en una botella) y nuestro instinto que nos puede dirigir a aquella cepa, región o bodega que podría aportarnos algo.
- Creo que nunca hay que juzgar a un vino por una sola de sus características. Esto me lo enseñó un Mas La Plana con corcho destruido, aroma inicial desagradable y color demasiado evolucionado: creo que la apariencia, el aroma, la textura y el sabor no necesariamente expresan de forma alineada las características de un vino. A veces el color es opaco, el aroma débil pero la textura y el sabor salvan al vino o viceversa, un color hermoso y ahora seductor terminan en un vino flojo en boca. Creo que nunca debemos llegar a una impresión por un aspecto, hay que esperar a tener todos los elementos.
Nota publicada originalmente en Esnobismo Gourmet.