Como es tradición en este restaurante, aproximadamente cada 6 meses se hace una revisión y cambio de la carta, en esta ocasión ALTO presenta un menú (o varios, dado que hay dos menús de degustación, se mantiene la opción de platos -sueltos- a la carta y se ofrece un menú “ligero” pero nutritivo y balanceado sólo para almuerzos). Esta nueva carta renueva platos salados y dulces, pero siempre cumpliendo la premisa de traer al comensal reinvenciones de la cocina criolla tradicional, utilizando los mejores ingredientes disponibles en el mercado y siempre cocinados con las más altas técnicas culinarias.
En ALTO se da el ritual que los mismos cocineros explican al comensal de qué trata cada plato y cómo se preparó; y en se hace un esfuerzo por ofrecer platos más “lúdicos” para motivar el compartir la experiencia en la mesa, esto al mesoneros tener un papel más interactivo en su presentación (recordando esos rituales de antaño que encantaban a niños y padres, como cuando al lado nos preparaban, el famoso Steak Tartare o una perfecta Ensalada Cesar) y en paralelo hay varios platos concebidos para compartir por 2 o más personas, y así incentivar que ese momento sea una experiencia gozosa y humana, que cree recuerdos -felices- a futuro .
Cabe señalar que ALTO sí ofrece la opción de descorche de vinos, para aquellos clientes que deseen llevar los vinos de su preferencia, o si desean pueden pedir los disponibles en el local.
- Arroz pegado de grano arbóreo cocido en salsa de ave, sofrito criollo con chorizo, huevas
(botarga) de lebranche y huevo frito de yema tierna. - Sopa de gallina, donde lo crujiente sorprende desde un gustoso caldo.
- Ceviche con guayaba, mandarina y otras sorpresas.
- Pescado sudado con arepitas asadas (de queso y crema de leche)
- Tuétano con ramillete de Kale
- Arroz meloso de langostinos curados en sal gruesa, azúcar y romero- y coco con emulsión
de cilantro - Carrillera en salsa criolla, con pasta corta, para compartir
- Quesillo con emulsión de ron, sarrapia, y caramelo.
- “Fetiche” -Pie de Limón- donde los “mini pies” son de crema dulce de limón, sobre crumbs
de galleta, cacao nibs y café, polvo de ají dulce, puntos de cremoso de chocolate con ron, arequipe y cocuy, más coulis de fresa al final - El delicioso postre “Tierra de Cacao” se mantiene en la carta por petición de comensales, adictos a su combinación de cacao en tres texturas -crema, polvo, láminas- con toques de sal y ají
Una oferta gastronómica bajo la dirección de Carlos García
Carlos García Requema, nace en Caracas, en 1973. Es egresado de la Escuela de Hostelería Hofmann de Barcelona, realizó prácticas en varios restaurantes entre los que destacan El Bulli, El Celler de Can Roca y Mugaritz. Se desempeñó como chef de Malabar en Caracas donde logró importantes reconocimientos por su cocina internacional creativa. Desde 2007 es copropietario y chef del restaurante ALTO en la capital venezolana, que a la fecha celebra su décimo aniversario, siendo reconocido por su consistente calidad y ya está consolidado como destino obligado de sibaritas y golosos, tanto venezolanos como extranjeros.
En 2007, la Academia Venezolana de Gastronomía le otorgó el Tenedor de Oro al Chef del año, y cuando la prestigiosa lista The World´s 50 Best estrenó su capítulo latinoamericano en 2013, Alto ganó como el mejor restaurante de Venezuela ocupando la posición 25. En 2014 y en 2015 volvió a formar parte del famoso ranking y conquistó los lugares 28 y 29, respectivamente.
En 2016, apareció en el puesto N° 32 y fue premiado como Mejor Restaurante de Venezuela por cuarto año consecutivo. García participa con regularidad en congresos y eventos gastronómicos de prestigio, dentro y fuera del país. Fue invitado por Slow Food en 2012 al Encuentro de Cocineros de la Alianza en Toscana. En 2013 presentó una ponencia sobre cocina venezolana en Mesamérica, México y, al año siguiente, se sumó al proyecto Food for Soul de Massimo Bottura, en el Refettorio Ambrosiano de Milán. Participó en la doceava edición de Identità Golose Milano (2016). En agosto de 2016, nuevamente, respondió al llamado de Bottura para unirse a la brigada de cocineros del RefettoRio Gastromotiva, durante las Olimpíadas de ese año en Brasil.
A lo largo de estos años, Carlos García se ha perfilado como uno de los cocineros más destacados de América Latina. Su propuesta de cocina venezolana contemporánea conjuga la interpretación de un territorio a través de metáforas comestibles, la indagación constante en el repertorio culinario y en la despensa del país, y los vínculos directos con los productores locales. Entre sus obsesiones mayores, el cacao. Convencido del valor y la calidad del grano criollo venezolano, dedica parte importante de su trabajo a promoverlo como ingrediente esencial y bandera dentro de su discurso gastronómico.