El poder transformador de enfocarse en lo positivo

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El Dr. Daniel Goleman dice que enfocarse en lo positivo es un principio vital de comunicación para relaciones humanas más productivas.

Si eres padre, maestro, supervisor, líder o vendedor, y te interesa influir positivamente en otras personas, necesitas aprender este principio.

Si quieres inspirar cambios en alguien, enfocarte en sus fortalezas funciona mejor que enfocarte en sus debilidades.

El Dr. Goleman, quien hizo mundialmente famoso el concepto «inteligencia emocional», indica que la raíz de este principio está en cómo funciona nuestro cerebro.

Cómo responde nuestro cerebro a los estímulos

La corteza prefrontal es la parte de nuestro cerebro vinculada a las funciones de análisis, planificación, decisiones, atención y motivación.

Se encuentra ubicada detrás de la frente y tiene circuitos neuronales que producen felicidad o malestar.

Por ejemplo, cuando un profesor estimula positivamente esos circuitos, hace que sus estudiantes piensen en su potencial como seres humanos.

Pero cuando ese líder únicamente se enfoca en los errores de su gente, estimula los circuitos neuronales de la desmotivación y el malestar.

Los circuitos positivos se activan, por ejemplo, cuando pensamos en un objetivo que tenemos y en lo bien que nos sentiremos cuando lo alcancemos. Esos circuitos nos motivan a mantener el esfuerzo hacia nuestros objetivos, incluso al enfrentar obstáculos y contratiempos.

Esta es una de las razones por las cuales necesitamos recordar, ajustar o definir objetivos frente a situaciones de adversidad.

Por su parte, los circuitos negativos hacen exactamente lo contrario: nos bloquean la creatividad, nos ponen a la defensiva y nos hacen rendirnos.

Por ejemplo, si un trabajador solo recibe comentarios negativos sobre su rendimiento, más temprano que tarde terminará desmotivado e indiferente frente a sus retos profesionales.

Lo mismo ocurre en las relaciones con los niños o los estudiantes.

Es un reto sobre la forma de comunicarnos

No se trata de que no podamos señalar errores o fallas en una persona, sino de la forma de comunicar esos mensajes.

En una de las investigaciones del Dr. Goleman, un grupo de personas recibió comentarios positivos sobre su desempeño, pero con un tono de voz frío, distante y negativo.

Sin embargo, a pesar de los mensajes positivos, esas personas se sintieron desmotivadas.

En la misma investigación, otro grupo recibió comentarios negativos sobre su desempeño, pero con un tono de voz cálido y con una actitud de apoyo.

Al final, este grupo se sintió optimista a pesar de los mensajes negativos.

Las emociones son contagiosas

La forma en que comunicas tu mensaje, sea positivo o negativo, es lo que determina el punto de partida emocional de tu interlocutor.

Como padre, maestro, supervisor, líder o vendedor, necesitas cuidar las emociones con las que transmites tus ideas.

Parece obvio, pero en situaciones de adversidad, en las que perdemos el control de nuestro estado de ánimo, no es fácil conectarnos positivamente con los demás.

Es decir, si nos encontramos en un mal estado emocional, es fácil que generemos emociones negativas aunque digamos cosas positivas.

El comunicador que produce más conexiones emocionales positivas es el que logra más seguridad psicológica de su interlocutor.

Y esto lo hace posible porque, al enfocarse en lo positivo de su interlocutor, le hace sentir que realmente le importa como persona.

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