Sydney’s closet fue otra de las casas de moda con la que tuve la oportunidad de trabajar como modelo en las pasarelas de “The Curvy Fest”, pero a diferencia de las otras marcas, ésta ya era harto conocida por mí.
Sydney´s closet fue la primera casa de moda en el mundo que dedicara sus diseños a mujeres de tallas grandes enfocados en concursos de belleza, fiestas como quinceaños, matrimonios y todas aquellas ocasiones donde se requiriera extra brillo.
Ellos se han distinguido no solamente por ser los primeros, sino por hacerlo con altos niveles de calidad y excelencia. Basta con ver el patronaje y detalles de cada traje para entender como buen fashion conoceour que es gente que está totalmente entendiendo y respetando a su clientela.
Cuando confirmaron mi participación en la pasarela no lo podía creer, una marca que había seguido por muchos años, que de hecho me apoyaron cuando iba a participar en el Miss Plus World con uno de sus exclusivos diseños ¡Era un sueño hecho realidad!
Originalmente yo cerraría la pasarela con el vestido de novia, como se acostumbra en todo desfile, cosa que me tenía particularmente emocionada y hasta ansiosa, puesto que nunca he desfilado un vestido de novia, sin embargo por imprevistos que se les escapó a la firma de sus manos, tuvieron que echar mano de otros diseños, resultando este vestido rojo tipo cocktail con bordado a mano, de cintura drapeada que en el fitting ya me hacía sentir como toda una diosa. En honor a la absoluta verdad, cuando se trata de estos vestidos, por ser de talla grande uno tiene ciertos temores, estigmas, prejuicios, pero al probarme este traje, desaparecieron, así como lo narro. Y no era yo sola. Pude darme cuenta que todas mis compañeras de pasarela tenían el mismo rostro hermosamente desencajado, de cómo cuando no te puedes creer que un traje sea tan hermoso, tan perfecto y tú te veas tan hermosa, sin peros. Les digo, este traje (y todos los trajes de Sydney’s Closet) son del más allá…
Con el pasar del tiempo he aprendido a creer en aquello de los designios divinos. Terminé desfilando en el color favorito de mi amada abuela, quien ya no está entre nosotros, pero que no había oportunidad que no me dijera que usara ese color, que se me veía sensacional, que le perdiera el miedo. ¡Me atreví! Por designios divinos y ajenos a los míos, y resultó una maravilla. Una suerte de bendición de ella o al menos así lo quise ver yo.
No desfilé el traje de novia, pero si un vestido que como quiera me recordó el poder que hay en mí, en mi fortaleza y mi belleza, que al final del día, la belleza es cómo nos sentimos nosotros, cómo nos vemos nosotros mismos y nada más…
Web Sydney’s Closet: https://sydneyscloset.com/
