¿Alguna vez han pensado en qué es lo mejor de estrenar ropa? ¿O por qué tenemos un outfit de la suerte? Esa sensación de sentirnos poderosas, regias y preparadas para lo que sea que nos depare cuando usamos un alguna prenda de vestir tiene su razón de ser. Lo que elegimos tiene repercusión en nuestro estado de ánimo y ¡te contamos por qué!
Según el Dr. Adam D. Galinsky, profesor de la Kellogg School of Management; todo se centra en nuestro estado de percepción, cuando combinamos una prenda con otra este proceso interfiere con los procesos cognitivos del cerebro, llegando a alterar nuestras emociones y pensamientos.
El cerebro responde a estímulos y a sistemas asociativos; por ejemplo, se realizó un experimento en el cual un grupo de personas tenían que presentar un examen; un grupo en suéter y otros en traje de baño, aquellas personas que usaron el suéter salieron mucho mejor que aquellos que tenían el bañador ya que el cerebro actúa conforme a nuestra percepción y esta influye en nuestras decisiones más importantes.
Siempre hemos oído eso de “cómo te ven, te tratan” así que nos enfocamos siempre en tratar de lucir serios y confiables o tratamos de expresar felicidad y simpatía, pero, ¿Cuándo nos hemos vestido para nosotros mismos? Si bien es cierto que una primera impresión es importante, también lo es el sentirnos a gusto y poder transmitir sin palaras toda esa confianza y seguridad y no dejarlo solo a un escaneo rápido.
Por ello tenemos que buscar un equilibrio entre lo que nos influye y cómo podemos sentirnos impolutos y dar esa buena primera impresión. Si utilizamos un abrigo blanco nuestro cerebro de manera inconsciente lo asocia a las batas blancas de los doctores, así que nuestro cerebro aumenta su agilidad mental.
Así que cuando quieras saber cómo está influyendo en tu vida la ropa, intenta a probar diversas combinaciones y anota cómo te sientes. Esto te puede servir como un comodín para saber cuándo y cómo vas a vestir.