Con el cambio de estaciones vienen nuevas apuestas estéticas que hacen la boca agua de los entusiastas más devotos de la moda, este 2022 verá reinar sin lugar a dudas al balletcore, una tendencia que se inspira en la danza clásica y que hará realidad el sueño de las más románticas.
Esta nueva corriente de estilo se posiciona como la más femenina y sofisticada, su apogeo se encuentra arraigado en una generación Z que se ha encargado de viralizarse a través de sus cuentas de TikTok. Sin embargo, las nuevas tecnologías no han sido pioneras en esta alianza centenaria del ballet y la moda, pues históricamente siempre han estado muy de la mano. Por ello no es extraño, que en las colecciones más recientes de la Semana de la Moda y el street style estén plagadas de referencias que nos hacen suspirar.
¿Qué es el balletcore?
El ballet es una forma de danza clásica que en su momento fue expresado por el coreógrafo George Balanchine como ‘El ballet es mujer’. Durante gran parte de su historia estuvo muy relacionado con el género femenino y está declaración de intenciones lo define como una apuesta para una estética genderless.
Para poder calzar con estética tenemos que tener en cuenta que el movimiento trae consigo el uso literal de indumentarias que encontramos en los escenarios, es decir, tutus, bordes, vestidos de tul y seda, gasa, leggins y las clásicas bailarinas. Todos estos elementos se encontrarán combinados con prendas más diarias como denim, cuero, etc.
Para los expertos la razón de brillo de esta tendencia se esconde en la nueva sensualidad que la industria de la moda quiere vendernos, de esta manera la piel toma más protagonismo, así mismo, se funciona con la búsqueda de la elegancia y sofisticación a través del tan popular athleisure.
Algunos diseñadores que apostaron en sus últimas colecciones por el balletcore fueron la firma Muggler con el uso de un body de media transparente que se conjunto con un blazer cropped. Por otro lado la literalidad se la llevó la colección de Halpern quienes presentaron a las modelos enfundadas en soñados vestidos con faldas largas de grandes volúmenes; mientras que Givenchy optó por siluetas ceñidas que contrastaba com pomposa mini faldas de tul.