Con frecuencia sucede que creemos que tenemos suficiente tiempo y dejamos de apreciar las cosas que son verdaderamente esenciales. Esa ilusión también nos lleva a creer que podemos postergar las cosas que son importantes.
Tomamos prestada la siguiente anécdota del libro «Día a día» de Osho (Editorial EDAF, 2007. ISBN: 84-414-1132-8):
Tres viajeros llegaron a Roma. Fueron a ver al Papa, quien le preguntó al primero: «¿Cuánto tiempo te vas a quedar?». El hombre respondió que tres meses. El Papa dijo: «Entonces podrás ver bastante de Roma». En respuesta al tiempo que iba a quedarse el segundo viajero, repuso que sólo podía permanecer seis semanas. El Papa comentó: «Entonces podrás ver más que el primero». El tercer viajero anunció que únicamente podría quedarse dos semanas en Roma, a lo que el Papa indicó: «Eres afortunado, porque serás capaz de ver todo».
Con frecuencia sucede que creemos que tenemos suficiente tiempo y dejamos de apreciar las cosas que son verdaderamente esenciales. Esa ilusión también nos lleva a creer que podemos postergar las cosas que son importantes.
Imagina que sólo te quedara un día de vida, 24 horas:
- ¿Qué harías?
- ¿Asistirías a esa reunión a la que te acaban de convocar?
- ¿Seguirías haciendo esas cosas que son importantes pero no urgentes?
- ¿Cuántas de las cosas que están en tu agenda de hoy dejarías de hacer?
- ¿A quiénes llamarías para conversar un poco?
- ¿Qué harías diferente hoy?
Una clave es tomar conciencia de que cada vez que le decimos «sí» a alguna actividad, al mismo tiempo le estamos diciendo «no» a otras actividades por lo que es probable que estemos haciendo a un lado a algunas actividades que son importantes y que nos ayudarían a alcanzar las metas y objetivos que queremos alcanzar.
Recuerda esto: ¡ya es tiempo de dejar de postergar las cosas que son verdaderamente esenciales!
Información tomada del blog Aprendizaciones.