Algunos tips para para empezar a meditar

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Meditar, posee múltiples beneficios, son de sobra conocidos y han sido demostrados en múltiples ocasiones y en diversas investigaciones. Meditar mejora el estado de ánimo y reduce los síntomas de estrés, depresión y ansiedad.

Ramiro Calle, pionero de la enseñanza del yoga y la meditación en España, explica que nuestra mente se puede entrenar: la meditación no es otra cosa que un método para cultivar su potencial y mejorar la atención, energía, sosiego, lucidez y compasión.

Poco a poco

Cuando estamos empezando, no es aconsejable alargar las prácticas. Conviene hacerlo en periodos de tiempo cortos, integrados en la rutina del día a día. Entre cinco y diez minutos es suficiente, e incluso podríamos empezar por hacerlo solo durante un minuto.

Empezar con la respiración

La respiración es la fuente de la vida, el nexo entre el cuerpo y la mente. Conectarnos con ella nos sitúa en el momento presente. Podemos empezar simplemente por observarla, prestando atención a nuestra nariz y a cómo nos imaginamos que entra el aire por ella y hacia dónde se dirige, y fijarnos en notar cómo sale.

Comodidad

La comodidad es esencial para meditar y a ello contribuirá la elección de la ropa y el lugar. Es necesario encontrar un sitio sereno y tranquilo, con luz tenue, donde no seamos molestados y podamos encontrar una postura cómoda.

 Sin miedo al fracaso

Los hindúes comparan nuestra mente con un mono o un elefante loco y furioso, ya que tiende a generar problemas y sufrimiento. El fracaso es parte de cualquier proceso de aprendizaje, así que lo más natural es que nos desconcentremos y debamos redirigir nuestra atención constantemente. Es importante comprender que esto forma parte del proceso y no dejarnos desanimar, sin juzgarnos ni recriminarnos por ello. Se trata simplemente de reconducir la mente: tantas veces como se desconcentre, tantas veces habremos de redirigir la atención a aquello que nos hemos propuesto.

Es central para empezar hacernos cargo y tomar la decisión; a partir de ahí, los beneficios vendrán por sí solos. Podemos tomar los errores más frecuentes mencionados anteriormente para empezar nuestro camino y descubrir que no somos los únicos que tenemos confusiones e intrigas que nos llevan a practicar la meditación de una manera incorrecta o menos plena. Estos podríamos llamarlos los pasos básicos, pero existen, también, muchas variables sobre las cuales trabajar.

Se puede practicar meditación repitiendo un mantra, visualizando un objeto, caminando, concentrándonos en nuestro cuerpo y visualizando pensamientos o hechos positivos. Todo lo que queramos trabajar puede complementarse asistiendo a clases, informándonos acerca de la filosofía, compartiendo experiencias con personas que también lo practiquen, escuchando meditaciones guiadas. Pero, por sobre todo, intentando enriquecer todo nuestro ser y hacerlo formar parte del presente y los hechos propios del mismo.

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