Mucho hemos escuchado nombrar a Coco Chanel, la mujer que cambió el curso de la moda femenina, su legado va más allá de vestir con una maestría y elegancia a todo aquel que se preciara de tener buen gusto y estatus social. Su visión no solo se quedó anclado a la moda, sino que trascendió a la forma de ver a la mujer del siglo XX.
El nombre de Chanel va sujeto a la reinvención, a la fuerza y al carácter porque no solo hablamos de una mujer que supo llevar de manera exitosa su imperio; sino que tuvo que transitar empedrados caminos que le enseñaron a fuego lo que era mantenerse en pie y hacer de una mala situación una oportunidad de crecer.
Si alguien vivió como quiso, sin tener en cuenta las ataduras de una sociedad con sus restrictivas reglas fue esta mujer que pudo fácilmente llevar por segundo nombre Ave Fénix, trasgresora de buen gusto que rompió los parámetros del estilo de vida de la Belle Époque y que a día de hoy sigue marcando una tendencia irreversible en los corazones y armarios de todos los feligreses de la moda y el estilo.
Con todo esto en mente para nosotros es un honor recopilar el legado de una mujer maravillosa, de un carácter fuerte y poco jovial pero que con sus actos nos enseñó que se puede conquistar al mundo usando falda o pantalón pero siempre fieles a nosotras mismas.
La liberación femenina utilizaba perlas y cardigans de tweed
Este es probablemente el legado más importante que nos dejó mademoiselle, gracias a su firma homónima, Gabrielle promovió la liberación femenina, desafiando leyes sociales y demostrando con sus actos que la mujer podía alcanzar los mismos logros que un hombre y gozar de los mismos privilegios. Gracias a ella quedó demostrado que el éxito es cuestión de perseverancia y enfoque y no de género.
La democratización de la moda se vistió andrógina
El movimiento effortless vino de su mano en una época en la que si no se usaba un corsé no andabas realmente vestida. Chanel convirtió los jerseys en un básico del guardarropa, se deshizo de las faldas y apostó por los pantalones femeninos para cabalgar como una auténtica amazona por la vida, pero las siluetas sin forma llegaron en 1913 con el lanzamiento de su primera colección deportiva, hecho que la enorgullecía, por lo que no era extraño oírle decir que había sido ella sola quien había devuelto la libertad a las extremidades femeninas.
El estilo no depende de las clases sociales
Fue pionera en el diseño de un guardarropa para la mujer trabajadora que empezaba a abrirse paso en el mercado laboral después de la Primera Guerra Mundial, fue ahí que el traje sastre de tweed vio por primera vez el mundo. Su gran rival Poirot bautizó la prenda como “miserabilismo de lujo” pues la dama de las gardenias se dio el lujo de darles el mismo aspecto a mujeres ociosas de la época que el de las trabajadoras.
Son muchas las personas las que transitan por la vida pero muy pocas las que dejan semejantes huellas como la de Chanel.
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