La palabra “crisis” nos atemoriza porque significa movimiento, cambio y acción. Cada vez que se presenta es porque vienen transformaciones importantes en nuestra vida y antes del cambio siempre se genera un caos para poder reacomodar las cosas.
Cuando cambias de trabajo, por ejemplo, se presenta una crisis: Surge la pregunta ¿Qué voy a hacer? Se apoderan de nosotros los miedos y la incertidumbre (se genera el caos) porque toca moverse y buscar algo nuevo, salir de la zona de confort, cosa que nos da mucho miedo. Si logramos calmarnos primero y dar los pasos necesarios, estaremos bien y encontraremos rápido la solución, en este caso: un trabajo.
Pero inmediatamente aparece otra crisis, la del “cambio”: nuevo jefe, nuevos compañeros, conocer la dinámica de nuestro nuevo empleo, etc. Si mantenemos la calma estaremos bien y saldremos airosos.
Como nos podemos dar cuenta, siempre van a existir las crisis en nuestra vida, porque ellas nos ayudan a evolucionar y crecer. Tanto si son internas, como por ejemplo cuando somos adolescentes, como si son externas, como por ejemplo una crisis de pareja, de familia, crisis económicas, etc. Si entendemos que la crisis significa “cambio” podremos manejarlas de una manera más efectiva.
Quiero que sepan que no hay cambio sin crisis y que usted decide si las acepta y fluye con ellas o si se resiste y sufre. Yo prefiero fluir porque las resistencias son innecesarias. Primero porque vivimos en un mundo cambiante que constantemente se está transformando. Antes pensábamos que estábamos en el centro del universo, y ahora no sabemos dónde estamos. Las teorías antiguas evolucionan a cada momento, y parece mentira que en un mundo que cada instante se transforma, el único que piensa en ser toda la vida igual, porque así lo criaron y no va a cambiar, es el ser humano.
Pero aquí viene la mala noticia: si usted se niega a cambiar, la vida lo obligará y la crisis será peor cada vez. Así que ante lo inevitable es mejor aceptar y hacer lo que se tenga que hacer, disfrutando del proceso, aprendiendo hasta salir y lograr un equilibrio.
La persona que decreta que está bien sabiendo que no lo está, o estando cómo está por miedo a sufrir, se seca, porque el mundo no se va a detener, va a continuar su camino y usted en cambio se sentirá cada vez más frustrado y solo porque se quedará atrás. Por esta razón le recomiendo estar abierto a cambiar, a que siempre se puede ser y estar mejor.
¿Cómo se hace esto? No piense tanto en el futuro y cómo van a ser las cosas mañana, porque en la mayoría de los casos no es como usted lo ha pensado. Déjese sorprender, ábrase a aprender cosas nuevas, a vivir nuevas experiencias. No cuestione ni juzgue nada como bueno o malo, simplemente véalo como es, porque cuestionar nos cierra a conocer y el conocimiento es la piedra angular para superar los cambios y las crisis.
Si usted no sabe algo, estúdielo, pregúntelo, lea al respecto, busque mejorarlo, esto le dará herramientas. Si quiere superar una crisis, conózcala.
Si la crisis es de pareja, lea sobre este tema, busque información. Si es una crisis consigo mismo, aprenda sobre crecimiento personal, si es económica infórmese sobre el dinero, esto le aportará soluciones.
Busque centrarse. Eso significa calmarse y buscar estar equilibrado emocionalmente, algo que suena muy difícil, pero que si utilizamos las herramientas adecuadas lo podemos lograr fácilmente. Para esto hay varias técnicas, como por ejemplo meditar, respirar conscientemente, relajarse. Esto le permitirá tener contacto con usted mismo y buscar tranquilizarse. Desde la paz podemos ver con más claridad qué acciones debemos tomar para salir bien librados de la crisis en que estamos inmersos. Si usted está molesto, deprimido o angustiado, no va a lograr nada. Busque tranquilizar las emociones y ábrase a las oportunidades de solución. No se aísle, busque apoyo de personas que hayan superado crisis parecidas para que le aporten soluciones que a usted le puedan servir.
Es importante no buscar o juntarse con personas tóxicas que le resten, aléjelas de su vida, busque quien le sume, usted debe tomar el control.
Haga actividades que lo hagan feliz, porque en las crisis siempre se apodera de nosotros la angustia y la desesperación y tendemos a no querer hacer nada de lo que habitualmente hacíamos y que nos gustaba. Por lo menos mientras esté en plena crisis, busque caminar, pintar, hacer ejercicio. Esas cosas que ama hacer tiene que inyectarlas siempre a su vida. Dese una dosis de felicidad que le de energía para seguir adelante.
Y si no tiene ganas mientras esté en crisis, oblíguese a hacerlas. Esto quiere decir, por ejemplo, si usted iba al gimnasio 4 veces a la semana, pero ahora no quiere ir, igual vaya, trate aunque sea de ir dos veces. Asista así no tenga ganas. Seguramente cuando llegue al gimnasio se sentirá mejor. Busque cosas que le hagan reír, películas, buenos amigos, memes, chistes (el humor y la risa ayudan a superar cualquier circunstancia difícil).
Evite pensar que la crisis es para siempre, piense en que va a pasar y que es algo temporal, esto evitará la angustia. Busque tomar conciencia de que es una circunstancia, un momento que tarde o temprano pasará.
Trate de ser optimista, entienda que está en un momento difícil pero que puede escoger lo mejor para superarlo. Espere siempre el mejor resultado, esto lo ayudará muchísimo. Sea compasivo consigo mismo y entienda que está pasando por una dificultad, no se castigue, si quiere bajar el ritmo normal de su vida puede hacerlo, pero no se detenga, haga menos pero no deje de hacer para que no sienta que está paralizado, estancado o bloqueado. Simplemente tendrá otro ritmo y se estará dando permiso para eso.
Mi recomendación final: ámese completamente a sí mismo y no se haga daño con sus pensamientos. Usted es la persona más importante en este momento y eso no es egoísmo, es simplemente que si usted está bien todo a su alrededor lo estará.
