La política, la moda y las tallas grandes

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La política ha sido por excelencia el tema que se ha convertido en obligatorio durante la pandemia, psicólogos y antropólogos explican que no solo era normal sino de esperarse, exponiéndolo de una forma sencilla: porque al tener todos más tiempo libre, nos damos cuenta de la cantidad de problemas, nos volvemos críticos, queremos resolver las cosas no atendidas y el espíritu crítico se maximiza.

Como habrán leído alguna vez, los políticos usan asesores al vestir, y vaya que he aprendido del tema desde que inicié mi programa de radio “Política en faldas”. La vestimenta no solo tiene todo un significado, sino que además es usada para manipular la imagen de la figura en cuestión. El cómo se maneja  la imagen de cada político a través de las manos de un experto es sencillamente fascinante.

Y se preguntarán, ¿qué tiene que ver la política con las tallas grandes?  Sencillo.

En todas las tribus urbanas o grupúsculos, todos estamos definidos y autodefinidos como causa de lo primero.

Quienes escuchan determinados grupos de música, los seguidores de futbol, las asiduas a determinado estilo de vida, todos, absolutamente todos somos identificables por lo que vestimos, así mismo los sitios que visitamos, que son parte de nuestra vestimenta, así como de todo lo que hacemos y nos rodea.

En el mundo de las tallas grandes, este en particular es uno de los temas más álgidos según un estudio que hicimos en Revista Belleza XL. La razón es dolorosamente sencilla. Al no haber ropa, no podemos construir un estilo y por tanto por identificados que estemos con un grupo en particular, será complicado, cuesta arriba y me atrevería a decir que imposible, por tanto el espejearnos, término que usan los psicólogos, no es posible. Para construir la imagen corporal, el estilo y un concepto de nuestra imagen es imperativo tener opciones a escoger.

Quienes pertenecemos al mundo de tallas grandes, cuando se trata de moda, lejos de dividirnos en estilos, nos dividimos por formas de compra y por estatus de autoestima.

Como he conversado con una gran cantidad de psicólogos, quienes saben lo que valen y son, no necesitan reafirmar ni demostrar nada a nadie. Es probable entonces que quienes insistan en ataviarse en ropas minúsculas, casi inexistentes, quieran dar el mensaje de seguridad, autoconfianza y autoestima que aunque no lo admitan, padecen y carecen profundamente de estas características.

Quienes se arropan cuales visitantes del desierto en sweaters y esconden entre telas su cuerpo, de miradas críticas, comentarios viperinos y en el fondo de sí mismas. Suelen vivir bajo el precepto de que el color negro adelgaza. La verdad es una sola, ciertamente el color negro estiliza (no adelgaza) pero ataviarte de metros de tela, lejos de mostrar una figura más pulcra de ti, te ensanchará visualmente y te hará lucir desaliñada, es decir, el efecto contrario de lo que se busca.

Todo lo que vestimos comunica, como he plasmado en este espacio, todo lo que somos, cómo pensamos y cómo nos sentimos, todo lo comunicamos en la ropa, aún y con las profundas carencias de las que adolece el mundo de las tallas grandes. En todo lo que vestimos comunicamos lo que somos y quienes somos.

Romantizar el “me pongo lo que quiera” como un grito de libertad ha sido un gran error cometido en distintos grupos sociales y el de las tallas grandes es uno de ellos. Para quien le importa y preocupa el efecto que su imagen cause a otros, el impacto de sus relaciones comerciales e inclusive las interpersonales, entonces se preocupará y ocupará de su imagen personal, y esto no tiene que ver con la talla.

Esto, más allá de estigmas, esto es ciencia. Solo hay una oportunidad para causar una primera buena impresión, de esa primera buena impresión se basará cómo te traten, así como la imagen que tengan de ti. Y en nuestro caso con un plus, agregado o agravante que hay que ponerle el cascabel como el gato de la casa: mientras más debilidad y complejos muestres, menos querrán relacionarse contigo. Quien tiene baja autoestima (lo demuestre con exhibicionismo o con las  capas de telas) no solo es un problema para sí mismo sino que termina convirtiéndose en un problema para los demás.

Entonces se va enriqueciendo la narrativa de condicionantes, y al final, somos nosotros quienes decidimos si nos acomodamos en el victimismo, si nos hacemos amigas de la rebeldía sin causa o si brillamos en todo nuestro esplendor.

Al final, como siempre, la última decisión la tienes tú.

¡Hasta la próxima!

Jennifer Barreto-Leyva
1st. Latina + size model, Beauty Queen & Size advocate worldwide | TV/radio host | Editor in Chief of @BellezaXL |Celebrity blogger in Huffington Post
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