Durante décadas han sido los cereales quienes han constituido la columna vertebral de cualquier alimentación saludable. Ahora son los pseudocereales los que están, en forma continuada, tomando el protagonismo por la riqueza de sus semillas e inclusive la ausencia de gluten en su constitución. Aquí una breve guía a través de estos alimentos.
Quinoa
El rey de los pseudocereales es la quinoa. Esta apareció en los mercados occidentales tan solo unos años atrás, pero inmediatamente fue catalogada como un súper alimento por todas las propiedades vitamínicas y alimenticias: rica especialmente en hierro, carbohidratos, vitaminas C, E, B2 y ácido fólico. Uno de los aspectos más atractivos de la quinoa es su alta carga proteica, llegando a ser hasta de un 23% de su composición total.
Amaranto
Este alimento del cual su cultivo se remonta hasta las culturas precolombinas, es un pseudocereal muy atractivo sobre todo por sus propiedades anticancerígenas a través del Escualeno. Este es un compuesto orgánico natural que también tiene un gran poder antioxidante que ayuda a prevenir síntomas de la arteriosclerosis y protege las células aportándoles buena cantidad de oxígeno. Es rico en almidón, proteínas, fibra, minerales como el calcio, hierro, magnesio y vitaminas A y C.
Chía
Este ingrediente es el más recurrente en el mercado. Su versatilidad para servirlo cocido o como un sazonador de ensaladas, bebidas o hasta recetas de repostería. Sus cualidades nutricionales son de las más importantes, destacando su alta concentración de Omega 3 y fibra. Esta pequeña bomba de vitaminas ayuda a aumentar la energía, combatir las grasas y favorecer la regularidad intestinal.
Trigo Sarraceno
Una de las grandes virtudes de este alimento es la disponibilidad que ofrece, es decir que somos capaces de asimilar más del 70% de sus componentes, entre los cuales figura una gran carga de proteínas. Además, destacan dentro de sus propiedades la fibra, los antioxidantes y los aminoácidos indispensables. Esto hace que este alimento sea muy favorable para controlar la hipertensión, el colesterol, el estreñimiento, la ansiedad o la diabetes.