Si te gusta consentirte con champagne, acá te decimos tus mejores opciones para acompañarla en esa experiencia de alta enogastronomía:
- Quesos. Sea con champagnes jóvenes, frutales e intensos o con vinos delicados y evolucionados, hay un rango de quesos que no fallan nunca. Son los blandos y semiduros, como Gouda y Gruyere, o untuosos como brie, mozzarela de búfala y quesos cremas en general.
- Frutos secos. De avellanas a almendras, de damascos turcos a higos, brevas y pistachos, todos combinan bien con el rey de los espumosos.
- Algunos fiambres. Una buena lámina de jamón crudo, bresaola o lomito de cerdo, le viene como anillo al dedo al champagne. Si en cambio usas un jamón muy salado, por ejemplo, echas a perder todo el equilibrio. Un consejo: sírvelos con pan fresco o tostadas de pan negro.
- Los pescados de roca. Un pescado de río, como el pacú (cachama en Venezuela) o el dorado, pueden convertir a una comida con champagne en una mala réplica de un tren fantasma. Ahora, con una corvina o un lenguado , tienes un viaje en primera clase. Nada de prepararlos con salsas pesadas.
- Sushi. Pocas comidas van tan bien con todo tipo de champañas como el sushi. El carácter ligeramente graso del salmón, el atún o el lenguado encuentran en la acidez de este espumoso un contrapunto preciso.
- Pechugas de aves. Es común escuchar que las aves van de maravillas con el champagne. Pero cuidado: una pata de pavo o una codorniz grillada pueden ser una cuesta arriba a la hora de comer. Para combinarlos mejor, recurrir a las pechugas.
- Carnes rojas seleccionadas. Una de las excepciones a la máxima de que champagne y carne roja no se llevan bien es el carpaccio. Si comes un carpaccio de lomo con alcaparras con un hilo de oliva, te vas a dar cuenta que hay reglas de oro que conviene romper.
- Ensaladas. Por ejemplo, rúcula y radicchio van de primera, también sus combinaciones con parmesano, portobelos, de aguacates y tomates cherries. Todo, condimentado con oliva y unas gotas de balsámico.
- Postres helados, cremas y bombones. La verdad es que acá no hay nada que agregar, a menos que seas un recién llegado de un planeta extraño. ¿Quién dudaría de un buen helado de dulce de leche, o de una cheesecake a la hora del espumoso? En materia dulce, la cosa siempre es más amable. (con información de Planeta Joy)