Aquí una fórmula para empezar a dar lo mejor de ti

esfuerzo

En la dualidad que solemos enmarcar ciertas cosas, tenemos el camino fácil y el difícil. El camino difícil suele ser uno donde hay muchos obstáculos que superar e invertir demasiado esfuerzo y el fácil es el que logramos resolver rápidamente con poco esfuerzo. Así, al menos, evaluamos estos caminos en primera instancia. El detalle está en que no estamos evaluando estos caminos en virtud del mejor resultado posible, sino en el esfuerzo que nos demandarían.

Todos en el fondo sabemos cuáles son las cosas que más nos convienen. Lamentablemente, por flojera, procrastinación o comodidad, a veces evadimos esas circunstancias que sabemos debemos enfrentar, esperando que se queden como están o alguien venga a hacerlo por nosotros. Esto es lo que se podría llamar como una vida sumamente pasiva, distraída. Ese es el momento perfecto para irrumpir ese estilo de vida y pasar a uno más activo donde se pueda dominar la acción de los caminos que decides recorrer.

Hazte la siguiente pregunta, ¿vas a ser tú, por dejadez o comodidad, quien no dé el 100%? Por supuesto, cómodo y fácil es vivir en la burbuja de la existencia pasiva. Nuestra vida tiene un propósito de acción y estamos en la obligación, ante nosotros mismos, de corresponderlo.

Existe una frase muy sonada en la actualidad, vida es ahora. Esto no es un simple cliché. La experiencia de la vida está ocurriendo justo en este momento que usted me está percibiendo a través de sus ojos. Ahora que usted siente el aire que entra por su nariz y los sonidos que está escuchando. Entonces, como la vida es ahora, no hay mejor momento para decidir dar el máximo. Dar lo mejor en el trabajo, en nuestro hogar con la familia, con nuestros amigos. Hemos venido a este mundo para experimentar la vida, no para retirarnos en la soledad de nuestra comodidad, porque allí no podrá usted encontrar nada realmente significativo.

Los pensamientos de distracción, que únicamente nos sirven para quitarle los ojos a nuestras metas, son muy peligrosos y no podemos darle paso abierto para dirigir nuestra vida. Eso solamente nos va a llevar a una jungla de estímulos del ego que no nos conducirá por buen camino. En el libro de las enseñanzas de Lao Tse, Hua Hu Ching, donde se encuentran los principios del taoísmo, dice lo siguiente.

“El ego es un mono que salta a través de la selva: totalmente fascinado por el reino de los sentidos, cambia de un deseo a otro, de un conflicto a otro, de una idea centrada en sí misma a la siguiente. – Si lo amenazas, realmente teme por su vida. Deja partir a ese mono. – Deja partir los sentidos. Deja partir los deseos. Deja partir los conflictos. Deja partir las ideas. – Deja partir la ficción de la vida y de la muerte. Permanece simplemente en el centro, observando. – Y después olvídate de que estás en él.”

Hua Hu Ching, Lao Tse

Ya vemos cómo debemos evitar ese mono que nos lleva de un lado a otro sin control alguno, y tomar el control absoluto de la voluntad que la vida nos da la opción o no de ejercer o no.

Cuando te veas tentado, por facilismo o comodidad, a tomar la ruta sencilla, la que no toma nada de esfuerzo, espabílate y asume con responsabilidad las riendas de tu voluntad. Si eliges los caminos que no significan necesariamente tener que dar siempre lo mejor de ti, estarás, entonces, saboteándote hasta que decidas ser la mejor versión de ti mismo. La autora Gabriela Mistral, en su poema El Placer de Servir, nos invita a tomar un rol de acción en nuestras vidas, dejando a un lado el pasivo apaciguamiento de la comodidad: «Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino.”

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