Cuando escuchamos el nombre Jeff Bezos, ¿qué nos viene a la mente? Dueño de Amazon, la mayor tienda virtual de Internet. El hombre más rico del mundo. Y ahora astronauta gracias al vuelo de la cápsula espacial de su empresa Blue Origin el pasado 20 de julio, a 52 años de la llegada de Neil Armstrong y Edwin Aldrin a la Luna.
No es el primero porque 9 días antes Richard Branson hizo lo mismo, pero el mérito de este vuelo es que se hace a la manera antigua; es decir, mediante cápsulas que en nada se parecen a los diseños futuristas que recuerdan más a aviones supersónicos. Si antes la carrera era entre los Estados Unidos y la entonces Unión Soviética, en la actualidad es entre Virgin Galactic (propiedad de Branson) y Blue Origin (propiedad de Bezos), y quizás con un tercer participante que es Space X (propiedad de Elon Musk).
El nombre del cohete es New Shepard –en homenaje al primer norteamericano en el espacio, Alan Shepard- que llegó hasta una altura de 62 millas y alcanzó la Línea Kármán: el final de la atmósfera terrestre y el inicio del espacio exterior. Un elemento diferenciador entre este vuelo y el de Virgin Galactic está en que este último duró 1 hora, mientras que el de Blue Origin apenas 10 minutos.
Pero también hubo motivos para que este vuelo espacial fuese único. Aparte de Jeff y su hermano Michael quien pilotó la cápsula, también les acompañaron: la piloto Mary Wallace “Wally” Funk con 82 años, la persona de mayor edad en viajar al espacio; y el holandés Oliver Daemen quien con 18 años se convierte, en contraste, en la persona más joven en ir al espacio.
Respecto a “Wally” Funk, en febrero de 1961 integró el proyecto de NASA para enviar mujeres al espacio, en el programa “Women In Space”, también conocido como Programa Mercury 13; sin embargo, el mismo fue cancelado por la agencia espacial norteamericana, con lo cual no pudo ser tentativamente la primera mujer en orbitar la Tierra; este honor le correspondió a la rusa Valentina Thereshkova; literalmente tuvieron que pasar 61 años para que el sueño de Funk fuese una realidad.
En el caso de Daemen, está graduado de la escuela secundaria y su padre, un inversionista holandés, compró el boleto mediante una subasta, con lo cual es el primer pasajero que paga un ticket. Como dato curioso, Bezos llevó consigo los lentes de vuelo que usó en sus viajes la piloto Amelia Earhart en la década de los 30 del siglo XX.
La cápsula y el cohete despegaron a las 9:11 am hora de la costa este de los Estados Unidos, desde el sitio de lanzamiento en Van Horn, al oeste de Texas. Minutos luego del despegue, la cápsula se desprendió del cohete y la tripulación experimentó por 3 minutos gravedad cero, desabrochándose de sus asientos y flotando en la cabina mientras tomaban fotos panorámicas de la Tierra; para luego reingresar y aterrizar en un lugar del desierto. Terminada la misión y en rueda de prensa posterior, Bezos, luego de decir que fue “el mejor día de mi vida”, agradeció tanto al personal como a los clientes de Amazon por ser, en cierta forma, los que pagaron por ello.
En cuanto a los planes futuros de Blue Origin, Bezos no fue muy claro. Solo informó que casi habían alcanzado los $100 millones en tickets vendidos. La intención es permitir que las personas puedan vivir y trabajar en el espacio para mantener limpio el planeta, mediante vehículos de lanzamiento reutilizables, seguros, económicos y que complazcan a clientes civiles, comerciales y de defensa. Además, la empresa está explorando el turismo espacial al ofrecer boletos para viajes de placer a los clientes que pagan mucho. A los interesados en volar se les pidió que enviaran un correo electrónico a la compañía desde ya, pero aún no se sabe cuánto costará un boleto.
¿Estás dispuesto a ir al espacio como Jeff Bezos?